12 horas. Sala de prensa de la Diputación. Con polo de manga corta, ausencia de nervios y ojos vidriosos, Fernando Sepulcre inicia su intervención. Delante de él, tres hojas escritas a ordenador que va leyendo sin titubeos, convencido de lo que dice. Y de repente, salta la sorpresa: «Hay algo que no he aprendido, ni quiero hacerlo: poner en segundo plano los intereses de Alicante y su gente, por debajo de presiones e intereses partidistas, a pesar de las muchas agresiones estartégicas y las tergiversaciones que durante meses he ido recibiendo para ir en una y otra dirección». Golpe directo a su partido.

Sepulcre también lamentó la «persecución» política y «mediática» a la que ha sido sometido durante los tres últimos días, a raíz de los polémicos gastos de combustible que cobró de fondos públicos. Ahora bien, trató de eludirlos y no ofreció explicaciones. «Podría ahora volver a los asuntos concretos, dando explicaciones sobre acciones que en el fondo ya tienen respuesta y seguir luchando en esta batalla en la que me han metido los que más saben de esto. Pero saben, lo siento, yo no he venido para eso y no lo haré», continuó.

Antes de que se abriera el turno de preguntas, el ya exdiputado de C's despejó la otra incógnita: si renunciaba también a sus actas en la corporación provincial y el Ayuntamiento o, por el contrario, las mantenía. «Sí, dejo la militancia en el partido porque siento la necesidad de poder continuar la misión para la que me comprometí con los alicantinos, sin guerras, sin ataduras estrañas, apostando con fuerza por aquello en lo que yo creo como defensor de mi tierra y como alicantino también». Y agregó: «Mi prioridad va a seguir siendo, hasta 2019, cumplir con la obligación de trabajar con fuerza y toda mi capacidad para los alicantinos». En resumen, no dimite.

Sepulcre no se quiso despedir sin lanzar otra puya a C's, en particular, y al resto de formaciones, en general. «Este país está tan metido en la lucha política de partidos, internas y unos con otros, que se hace imposible trabajar por el bien. Es una auténtica vergüenza», proclamó. Ya en el turno de preguntas elevó si cabe más sus lamentos y habló de «cacería» y «linchamiento» hacia su persona pese a ser «honrado y legal».