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Alcaraz: «El PSOE no sobreviviría a un pacto nacional con PP y Ciudadanos»

El Conseller de Transparencia sigue con atención la campaña a las elecciones generales del 26-J

El conseller de Transparencia, el alicantino Manuel Alcaraz (Compromís), en la entrevista. héctor fuentes

Un reciente sondeo publicado por INFORMACIÓN pronosticaba que Compromís se convertiría en la primera fuerza de la izquierda en la Comunidad si se repitiesen hoy las elecciones autonómicas. ¿Cómo valora este posible «sorpasso»?

Hay dos factores: uno medioambiental y otros de méritos propios. Compromís es una fuerza que ejerce un potente liderazgo en muchas de las instituciones en las que está gobernando. Hemos aprendido que hay que anteponer los derechos de los ciudadanos antes que estar mirando situaciones que puedan ocurrir en Madrid. Eso nos permite actuar con mayor libertad frente a otras fuerzas políticas. Ésa es nuestra esencia: ser de izquierdas y de proximidad. El segundo factor es que vivimos en la época de la extinción del bipartidismo. Ahora está naciendo una nueva realidad, que en Compromís la estamos interpretando mejor que otros. Coincidimos más con los intereses actuales de la ciudadanía. Al PSOE también le preocuparán, pero nosotros actuamos con una libertad y una alegría para la que las grandes fuerzas políticas no están ahora capacitadas.

¿Cómo ha visto el primer año de la legislatura del Consell fruto del Pacto del Botánico?

Hemos recogido un sistema político profundamente averiado y estamos intentando arreglarlo sin que el coche se pare. Ahora nos falta la gasolina, ya que la gasolinera del señor Montoro está cerrada para la Comunidad Valenciana. Había muchas piezas que modificar, el GPS del PP nos llevaba hacia un precipicio. Hemos tenido que corregir todo esto pero sin parar el coche, atendiendo a las prioridades. Esto significa que las cosas no se hacen a la velocidad que querríamos, con la soltura que no gustaría... Pero la valoración global nos tiene que dejar razonablemente satisfechos.

Como miembro del Consell, ¿cuál ha sido el mayor desafío al que se han enfrentado este año?

Diría que mover una administración que tenía unas formas de funcionar programadas para unos fines distintos a los que nosotros buscamos tras dos décadas de mayorías absolutas del PP. Otro desafío ha sido asegurar derechos y servicios públicos, lo que llamamos «rescatar personas». Desde mi punto de vista, mi conselleria hace algo importante que es recuperar la confianza en la democracia, aunque nos queda mucho. Hay elementos que están muy troquelados y cuesta mucho.

Hablando de recuperar la confianza, una de sus medidas «estrella» de su conselleria ha sido el Código de Buen Gobierno en el que no se sanciona de a quienes lo incumplan. ¿Es algo más que un brindis al sol?

Es una norma, que en España es poco habitual: el derecho débil. Se hacen una serie de recomendaciones, pero tampoco es tan insólito. Ese tipo de normas no sobran aquí, suponen pregonar que nos comprometemos a una serie de cosas y además servirá de estímulo en ayuntamientos, universidades, en empresas... El objetivo es abrir en la sociedad el debate sobre los valores democráticos. No basta con que los políticos no se lleven dinero ilícito a casa, hay que dar un paso más. Para salir de la crisis moral, de reputación, hay que hacer una apuesta por una moral positiva, poniéndonos de acuerdo en una serie de valores, como la austeridad, la transparencia. Este Código es una apuesta, pero no es la panacea.

Con el ultimo recorte obligado por Montoro, Cooperación -otra de sus áreas- ha perdido 1,5 de los 13 millones que tenía asignados en el presupuesto inicial. ¿Es siempre la Cooperación el primer cajón en el que buscar dinero para los recortes?

Nosotros habíamos subido mucho el presupuesto de Cooperación. Aunque, por ahora, seguimos lejos de la cifra del 0,7%. Yo me resistí, me enfadé, pero cuantitativamente el recorte en otras áreas ha sido mucho más alto. Y lo que no puede ser es que la política antivalenciana, ya declarada por el señor Montoro, haga que los valencianos nos peleemos por las miserias. Tenemos muy claro que todo parte de un problema de infrafinanciación.

Las primeras grandes manifestaciones contra el Consell se han producido por la enseñanza concertada. ¿Cree que la postura de Marzà es la correcta?

Estoy absolutamente de acuerdo con él. Me parece que están siendo medidas razonables, legales, necesarias y coherentes con un gobierno en el que se prima una educación de calidad para todo el mundo. Aunque la concertada ejerce un derecho, y me parece estupendo. No les criticaré por su movilización, aunque no la comparto. Aquí ha habido sectores que han estado mimados por gobiernos anteriores y ahora ven con recelo a los que llegan.

Para cerrar el capítulo de la Generalitat... ¿A quién cree que le ha sentado mejor este primer año: al presidente Ximo Puig o a la vicepresidenta Mónica Oltra?

A los dos. Las relaciones personales en el Consell son muy buenas, con discrepancias que a veces no se basan ni elementos partidistas. Actuamos en conciencia y en libertad. Yo que llevo cuarenta años haciendo política, sé que cuando hay una buena relación personal es que hay una buena relación política. La verdad es que estamos orgullosos por haber cumplido gran parte de lo que se ha podido cumplir. Hay cosas que no hemos empezado a abordar y otras que ya están tratadas y no estaban en el Pacto del Botánico.

Desde una mirada nacional, los sondeos estiman que el PP seguirá siendo el partido más votado. ¿Cómo lo explica usted que lleva décadas en política?

El PP, en estos momentos, es fundamentalmente inercia. Eso de esperar que el PP perdería poder y se iba a desmoronar, siempre me ha parecido una entelequia. No, y tampoco sería bueno. En España hay una parte del electorado propiamente de derechas, que va a seguir votando al PP hasta que no aparezca otro partido similar porque Ciudadanos cambia continuamente de paso de baile. Y luego en toda Europa existe un miedo a fenómenos nuevos que están sucediendo, y eso lo representa el PP en España. La actitud insolidaria y cobarde en la cuestión de los refugiados sirios la ha protagonizado con suma alegría el PP y la dirige ese alicantino de leve adopción que es el cabeza de lista, el señor Margallo. ¿A mí me gusta que el PP conserve tal cantidad de poder? Obviamente, no, pero tampoco me sorprende.

Con esa experiencia política a sus espaldas, ¿qué pronostica para las generales del 26-J?

Mi predicción es que cualquiera que haga predicciones se va a equivocar. Vamos a estar ante un horizonte complejo porque hay un cambio en la cultura política. Es evidente que va a haber un gobierno de coalición, y eso es bueno. Nosotros apostamos por un pacto que permita, incluyendo al PSOE, un gobierno progresista. No creo que los socialistas puedan entrar en otro tipo de juegos.

¿No ve posible el gran pacto de PP-PSOE y Ciudadanos?

El PSOE lo puede hacer, claro, pero sería el final de esa formación según la hemos conocido. El PSOE no sobreviviría a ese hecho, sería una fuerza residual, salvo en algunos lugares de España.

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