J. Manuel García-Margallo

Cabeza de lista por Alicante del PP

La respuesta a su pregunta de hoy en esta sección en la que respondemos los cuatro partidos mayoritarios en las últimas elecciones generales de diciembre es que rotundamente no. Ni lo hago, ni lo apruebo, ni lo consiento, ni tampoco creo que del que usted me habla en esta pregunta sea un gasto para cargar bajo ningún concepto al erario público. Me gustaría recalcar que mis comidas privadas siempre me las pago yo. Y así seguirá siendo.

Rita Bosaho

Cabeza de lista de A la valenciana

No, nunca. Cómo cualquier cargo público de Podemos, tengo claro que si quiero gamba roja o entrecot me lo pago de mi sueldo, que no puede superar tres veces el salario mínimo interprofesional. Es imprescindible para representar mínimamente a la gente que te ha votado, no alejarte del nivel de vida de esa mayoría social. Y en ese sentido es necesario que la burbuja parlamentaria no nos absorba, y tengamos miles de pies en las calles, para que nos duela nuestra tierra y nos duela nuestra gente.

Julián López-Milla

Cabeza de lista por Alicante del PSOE

Nunca. Pero no voy a hacer demagogia con este asunto. Los fondos públicos pueden utilizarse para comidas o cenas cuando tengan una finalidad estrictamente institucional. Pero siempre con la mayor austeridad, quiero decir, no hace falta servir manjares ni bebida caras, y desde luego, no deben ser utilizados de forma habitual y con toda normalidad para pagar las comidas de los cargos públicos. Esas comidas se han de pagar con el sueldo de cada uno.

Marta Martín

Cabeza de lista por Alicante de Ciudadanos

En el ejercicio de mi actividad funcionarial he tenido comidas de trabajo por actividad docente o investigadora (en tribunales, por ejemplo, del Ministerio de Educación y Ciencia) que han sido austeras (desde luego, sin gamba roja ni solomillos). En el ejercicio de mi actividad política he tenido una única comida financiada con fondos públicos (supongo): una recepción en la delegación de la ONU. Comí consomé y un pescado al horno. Y como diputada de C's no cabe que me inviten a excesos.