En los dos debates de esta semana, el de los candidatos a la presidencia del Gobierno y el de los números uno por Alicante, no hemos visto cambios apreciables de postura. ¿Vamos camino de unas terceras elecciones?

Ir a unas terceras elecciones, con un panorama internacional y en España tan complejo, sería una absoluta irresponsabilidad. Eso no ocurre en ningún país del mundo. El último que estaba en esa situación era Irlanda y dos partidos que llevaban enfrentados desde 1921 se pusieron de acuerdo para formar gobierno.

¿Y qué ha cambiado de hace seis meses a estos comicios del 26-J?

Por lo visto no ha cambiado gran cosa. El debate del pasado lunes, por ejemplo, fue el de un presidente frente a tres aspirantes que jugaban cada uno un papel distinto. El relato de Mariano Rajoy es exactamente igual. Es el mismo con el que asumimos el gobierno hace cuatro años y sería absurdo cambiarlo ahora que empieza a dar unos frutos evidentes. Quizá después del presidente del Gobierno, fue Pablo Iglesias el que tuvo un papel más lucido. Es perfectamente consciente de que, en estos momentos, es la única alternativa al PP. Fue muy astuto al tender la mano a los votantes socialistas. Lo chocante es que, por ejemplo, utilizó en su intervención informes de la OCDE que, posiblemente, es el organismo internacional más contrario a su pensamiento político. Albert Rivera parece no haber superado el pecado original de haber votado a Pedro Sánchez y encarnó un rol relativamente secundario.

Ya que cita al socialista Pedro Sánchez. ¿Le preocupa, en este escenario, la situación del PSOE?

Me preocupa mucho. La España en la que vivimos, la que ha alcanzado las mayores cotas de libertad y prosperidad de nuestra historia, es la herencia conjunta de la UCD, del PSOE y del PP. Es posible introducir reformas dentro de esa España constitucional pero siempre con prudencia y dentro de los procedimientos establecidos. Hay que adaptarse a los cambios que se puedan producir pero lo que no podemos es dar un salto en el vacío.

¿Y los socialistas son necesarios para evitar ese salto en el vacío?

Han sido constructores solidarios de esa España y coincidimos en los principios que deben inspirar nuestro comportamiento: compartimos que debemos luchar contra el terrorismo dentro de una coalición internacional, que España debe formar parte de la unión económica y monetaria con las obligaciones que eso comporta, coincidimos en un modelo de economía social de mercado y también en que no se puede convocar un referéndum de autodeterminación en cada una de las comunidades históricas. Podemos,por contra, discrepa de todo eso.

Pero al final, el PP parece lejos de la mayoría absoluta y continúa sin socios para formar gobierno...

No cabe la menor duda...

Estamos entonces con el mismo bloqueo de los últimos seis meses para formar gobierno...

En campaña electoral se exagera el lenguaje. Pero todos coincidimos: no es posible unas terceras elecciones. Hay que formar gobierno. Habrá que intentar poner de acuerdo a los partidos que sean capaces de hacer un diagnóstico común de los problemas y de las posibles soluciones. Tenemos que saber dónde se va a mover España durante los próximos cuatro años. En el mundo tenemos el desafío de una organización terrorista como DAESH. En Europa, tres días antes del 26-J se puede producir la salida del Reino Unido, lo que supondría una conmoción y la necesidad de refundar la UE para que esa decisión no se entendiera como el principio del fin del proyecto europeo. Y, en tercer lugar, tenemos que abordar la cuestión de la secesión catalana que sigue avanzando a toda máquina. No tendría sentido que España afrontara todo este panorama con un gobierno en funciones. Desde un punto de vista económico hay que seguir avanzando en el cambio del modelo. De la deuda y el ladrillo tenemos que pasar a potenciar la innovación y el mercado exterior. Sólo con un sistema de este tipo se pueden hacer las cosas que necesitamos ejecutar: atender a los sectores sociales que más han sufrido a lo largo de la crisis y seguir afianzando nuestra competitividad.

Ya que cita la cuestión del «brexit» con la posible salida del Reino Unido de la UE. ¿Cómo afecta eso a los empresarios alicantinos y, en especial, al sector turístico?

Para ver las consecuencias tenemos que saber el tipo de relación que, en el supuesto de una salida, se establecerá entre el Reino Unido y Europa. Hay tres hipótesis: Londres entra en la asociación de libre comercio con Islandia, Noruega y Liechestein con libre circulación y una aportación al presupuesto comunitario; modelo suizo, con un acuerdo bilateral similar al anterior pero sin aportación en dinero; y luego el que parece que se está imponiendo entre la Unión Europea y Canadá con una exención arancelaria en el 99% de los casos. Nuestras exportaciones no sufrirían ningún daño: no pagarían recargo. Tampoco deben temer nada los empresarios turísticos. Me preocupan más, lo decía antes, las consecuencias políticas.

Hablando de Europa y de la carta que Rajoy envió a Juncker. ¿Habrá que asumir más recortes? Usted ya ha dicho que nos hemos pasado con la austeridad...

Voy primero a la carta. Lo que ha hecho el gobierno son dos cosas. Pedir, en primer lugar, que el ritmo de contención del déficit se acompase a las nuevas circunstancias. Los objetivos se fijaron en 2014 y la economía ha cambiado desde entonces. Hemos pedido más flexibilidad. Más tiempo para llegar al objetivo final. Y, en segundo término, la carta dice que estamos seguros que el crecimiento va a suponer más consumo, más beneficios empresariales, más renta laboral... Eso facilita un incremento de la recaudación fiscal y eso supone un aumento de la recaudación que por sí mismo ayuda a reducir el déficit.

¿Hay que acabar entonces con la etapa de la austeridad?

Hay un dato objetivo: la unión económica y monetaria es el área del mundo que menos ha crecido antes, durante y después de la crisis. Y hay que hacérselo mirar. Los que compiten con nosotros han tenido una política presupuestaria más alegre para compensar la debilidad de la demanda interna. Hay que hacer un esfuerzo y cambiar unas previsiones que eran poco generosas. Una cosa es la prudencia financiera y otra la austeridad que llevada a los extremos es contraproducente. Lo que no puede ser es matar las gallina de los huevos. Y ahora habría que aflojar, que es lo que está recomendando en estos momentos todo el mundo.

Del nuevo gobierno, en cualquier caso, depende abordar la crisis en un momento en el que además puede volver la inestabilidad a la economía de todo el mundo...

Es obvio. En los próximos meses nos enfrentamos a un debilitamiento de la economía mundial. Es verdad que eso nos coge con una economía más sólida que la que heredamos en 2011 pero que todavía es vulnerable. Y necesitamos un gobierno que continúe apuntalando las bases de nuestra economía.

¿Y la clave para el PP tiene que ser sacar a votantes de la abstención y recuperar electores que se marcharon a Ciudadanos?

En mi opinión, la clave para el PP sería superar el 30% de los votos y rebasar los 130 escaños. Eso nos permitiría abordar las negociaciones con el resto de los partidos en una situación de cierta comodidad.

¿Cómo debe ser ese pacto?

El nuevo gobierno de España debe ser la conjunción de los partidos que coincidimos en lo esencial. Y ese acuerdo a nivel general debe trasladarse al resto de los gobiernos: autonómicos, provinciales y municipales. Sin la suma de los esfuerzos en todas las administraciones de los partidos que coincidimos, todos los asuntos que tenemos por delante son prácticamente inabordables. Ejemplos: la cuestión del agua sólo se va a resolver con un acuerdo nacional; está el tema del sistema de financiación autonómica que exige un acuerdo de todas las comunidades y de los partidos... Es prácticamente imposible resolver ninguno de los problemas que tenemos sin un acuerdo de los grandes partidos.

¿Está pidiendo un pacto del PP y el PSOE en Madrid al que se podría sumar C's y que eso se traslade al resto de instituciones? Eso supondría, por ejemplo, que los socialistas valencianos cambiaran de pareja: pasar de Compromís para aliarse ahora con el PP...

Es exactamente eso.

El otro día usted criticaba precisamente el poder de Mónica Oltra en el gobierno valenciano frente a Puig. ¿Por la dirección de los ataques del PP la suma de Compromís-Podemos-EU es su principal rival para los comicios del 26-J?

Es que juntos suman bastante más que el partido de Ximo Puig...

¿Hasta qué punto le preocupa ese nuevo escenario político?

Yo soy un hombre de la Transición. Creo que las grandes reformas sólo se pueden hacer si coinciden las dos grandes fuerzas nacionales: el PP y el PSOE. ¿Ciudadanos se quiere unirse? Bienvenido. Pero lo relevante es que esas dos grandes fuerzas actúen conjuntamente en un periodo de transición como este. ¿La prueba? La Constitución. Salió bien porque decidimos trabajar unidos. Cuando los socialistas cayeron en la tentación de reformar el bloque constitucional con el Estatuto de Cataluña, los resultados son los que vemos ahora. Y en Europa, mi experiencia de 17 años me dice que cuando los populares y los socialistas nos hemos puesto de acuerdo, las cosas han salido.

A Mariano Rajoy se le ve muy incómodo con la corrupción. ¿Cómo «sufre» usted esta situación en una provincia y en una Comunidad que son el epicentro de investigaciones que afectan al PP?

La corrupción es un cáncer que corroe todo el edificio social. Rompe el contrato con los ciudadanos. Y pone a todos los políticos en una situación de sospecha permanente. Lo que Rajoy explicó, y eso es algo rigurosamente cierto, es que se han tomado todas las medidas legales que se nos han propuesto. Y que nunca se nos podrá decir que los órganos encargados de combatir la corrupción han sufrido ningún tipo de limitación. Han actuado con libertad absoluta. Pero la percepción es que todo eso no ha sido suficiente. Y es obvio que pedir sacrificios a los ciudadanos y que al tiempo afloren casos de gente que ha saqueado las arcas públicas es lo más desalentador que puede ocurrir. Y es una situación que tenemos que corregir.

¿Pero hay soluciones?

Creo que el nuevo gobierno debe nombrar una comisión de expertos nacionales e internacionales que sean los mejores en sus respectivas materias para elaborar un libro de buenas prácticas. Sus propuestas se podrían incorporar a la ley y también a los estatutos de cada partido. Estaría a favor de que cada fuerza política tuviera una especie de consejo de «hombres buenos» con personas independientes que pudiese dilucidar con rapidez los casos en los que hubieran sospechas de comportamientos irregulares. Es completamente absurdo esperar cuatro, cinco o seis años a que se produzca una decisión judicial. Si eres inocente, la pena de telediario te convierte en un muerto civil; y si eres culpable porque no se ha producido la condena con la rapidez necesaria.

¿Ha hecho el PP lo correcto manteniendo a Rita Barberá?

Ha hecho lo mismo que dijo Pedro Sánchez que había que hacer con Griñán y Chaves cuando reclamó la presunción de inocencia a la espera de que se produjera una declaración judicial. Y Rita Barberá no tiene que ser de peor condición.

¿Y no le incomoda compartir la misma lista con Gerardo Camps?

No. Yo no he hecho la candidatura. La han elaborado los órganos competentes del partido. Punto uno: han considerado que Gerardo Camps no ha sido objeto de imputación hasta ahora. Y punto dos: ha firmado un documento en el que se compromete a dejar el acta si es investigado. Otra cosa es que lo haga...

Pero hemos visto facturas de su etapa en el Consell que chocan con cualquier principio ético...

Siempre que se pruebe. Las cosas en Derecho no se ven, se prueban...

Ahí están los documentos que han salido publicados con todos esos gastos de Gerardo Camps...

Tendrá que explicar a qué responden todos esos gastos. Habrá que investigar todas esas facturas, por qué se han producido y, en cualquier caso, si son razonables o no.