Una gran coalición con el PSOE, y el apoyo de Ciudadanos (C´s), para formar al fin un Gobierno estable y «constitucionalista» que se aleje del «rupturismo» de Podemos. Esa fue la gran apuesta que lanzó ayer el cabeza de cartel del PP por la provincia para el 26J, José Manuel García-Margallo, en el decisivo debate que organizó ayer Información Tv, a sólo semana y media de la cita con las urnas. El también ministro en funciones de Asuntos Exteriores compartió mesa con los primeros espadas del PSOE, Julián López Milla; Compromís-Podemos-EU: «A la Valenciana», Rita Bosaho; y C´s, Marta Martín.

Todos ellos mantuvieron intactos sus discursos de hace seis meses, evidenciaron sus dificultades para sellar pactos, eludieron la autocrítica pese a su incapacidad para formar gobierno y se dedicaron, como era de prever, a cruzarse acusaciones. Los ataques a «A la Valenciana» fueron constantes. Con el viento demoscópico a favor y el «sorpasso» a los socialistas a días de poder concretarse, tanto PP como C´s y PSOE se cebaron con Bosaho. Sobre todo, los dos primeros. ¿Y cómo lo hicieron? Echando mano de un clásico: Venezuela. El país latinoamericano provocó los momentos más tensos de la noche, especialmente cuando se habló de derechos humanos. Margallo, López Milla y Martín afearon a la dirigente de Podemos que su partido no haya condenado la sistemática violación que se produce de ellos en Venezuela, a lo que Bosaho se limitó a responder que sí lo ha hecho, aunque no en concreto en ese país, «sino en todos». Incluido, por cierto, España. «Se violan cuando se recorta en Sanidad y servicios públicos», proclamó instantes antes de la airada respuesta del ministro en funciones.

Más allá de los dardos envenenados que cruzaron el plató, los candidatos por la provincia quisieron tender ayer la mano para evitar una tercera vuelta electoral. Los cuatro, sin excepción, coincidieron en que España no puede permitirse otros comicios, aunque de sus palabras se deduce que será realmente complicado sellar una entente para conformar al fin un gobierno. El más directo fue García-Margallo. En su tercera intervención esquivó los rodeos y plasmó las intenciones de su partido. «Hicimos una oferta de la gran coalición y la mantenemos», zanjó. Para sorpresa del resto de aspirantes, el dirigente popular rejoneó entonces a C´s, a priori uno de sus posibles socios. «La clave no es Ciudadanos, sino el PSOE. Cuando hemos trabajado juntos, las cosas han salido bien, como con la Constitución. Si se suma Ciudadanos, serían un partido y medio», apostilló ante la incrédula mirada de Martín.

El aspirante socialista no dejó pasar la ocasión y abortó entonces cualquier posibilidad de acuerdo. «El PSOE se presenta con un programa de cambio», le replicó. Bosaho, por su lado, agradeció esas palabras y dejó la puerta abierta a un pacto con los socialistas, mientras que la candidata de C´s vio con buenos ojos la propuesta de una gran coalición con el objetivo de «unir a las fuerzas constitucionalistas» y evitar que rijan en el país «las políticas de Venezuela». Otra vez Venezuela.

Todas estas palabras se escucharon en el primero de los tres bloques en los que se dividió el debate, el de «¿cómo hemos llegado hasta aquí?». Tras una breve pausa publicitaria, los cuatro candidatos abordaron entonces el apartado sobre economía. Y ninguno se salió del guion. García-Margallo puso en valor las políticas del Gobierno que han permitido aligerar las listas de desempleo; Bosaho censuró los recortes; López Milla acusó al PP de disparar la deuda; y Martín lamentó los elevados índices de paro, las carencias en Educación y el desprestigio que sufren las instituciones. Sin embargo, los cuatro sí coincidieron en un aspecto: la necesidad de mejorar de una vez la funesta financiación autonómica que recibe la Comunidad Valenciana.

El debate se cerró hablando, cómo no, de corrupción. Aunque sorpredentemente sólo se mencionó de manera directa a Chaves y Griñán -todo un mantra del PP para atacar al PSOE-, el propio García-Margallo sacó a colación, aunque de manera indirecta, los polémicos gastos de su compañero Gerardo Camps cuando fue conseller de Economía. «Si termina como investigado -antes imputado- deberá marcharse», apuntó.