Tercera fuerza en la provincia el 20D y ahora Compromís y Podemos confluyen con EU. ¿Con qué resultado se conforma Julián López Milla en Alicante para el 26 de junio?

Siempre nos marcamos el objetivo de ganar las elecciones a la principal fuerza de la derecha, el PP. Somos conscientes de que no son unas elecciones fáciles, de que partimos del tercer puesto en las anteriores elecciones, pero cada una es diferente. Por eso, hasta que no se cuente el último voto, el próximo 26 de junio puede pasar cualquier cosa.

¿Pero lo ve factible, teniendo en cuenta las encuestas?

Las encuestas dicen que ahora mismo hay cinco millones de personas que han decidido votar al PSOE. Ese es el 20 o 21% de votos. Y hay tres millones que están indecisos y que dudan, en su mayoría, entre el PSOE y otro partido. En algunos casos Ciudadanos, en otros el PP, en otros Unidos Podemos... Por tanto, sí lo veo perfectamente factible. Hay muchos ejemplos recientes de casos en los que las encuestas ponían al PSOE muy retrasado y luego ocurrió otra cosa, como con Ángel Gabilondo en Madrid.

¿Cómo convencería a esos indecisos?

Les diría que el 26J nos jugamos lo más importante para la inmensa mayoría de la gente. No es un desempate, ni una segunda vuelta. Vamos a votar el gobierno que queremos para los próximos cuatro años, y en ese tiempo en España hay que hacer una labor muy importante y grandes transformaciones. El PSOE no les propone que den un salto en el vacío ni repetir las recetas fallidas del PP, como algunos de los cargos populares reconocen. El propio García-Margallo ha admitido que la austeridad ha fallado.

Y entiende que, dados los casos de corrupción, el PP siga siendo el partido con más proyección de votos.

Somos extraordinariamente respetuosos con los votantes del PP. Entendemos que tienen sus razones para votarle. Y las respetamos. Pero al mismo tiempo estamos percibiendo que el PP está intentando polarizar la campaña entre la confluencia de Podemos y ellos. ¿Por qué? Porque al PP le resulta muy cómodo lanzar el mensaje del miedo frente a una coalición de 16 ó 17 partidos de izquierda, alguno de los cuales propone salir del euro y de la Unión Europea. Ese mensaje saca de casa a los votantes más conservadores del PP. Esa polarización, aunque pueda parecer extraña, puede favorecerle. Nosotros queremos que entre el extremo que representa el PP y el extremo que representa Unidos Podemos podemos situarnos nosotros como la fuerza política capaz de generar un espacio de entendimiento que permita gestionar la pluralidad que hay en la sociedad española y que va a volver a haber en las urnas después del 26J.

Pero eso ya lo intentaron en los pasados comicios y finalmente fueron incapaces de formar gobierno. ¿Qué falló?

Aunque algunos dicen que no tienen ninguna responsabilidad en lo que ha ocurrido en estos últimos meses, todos tenemos algo de responsabilidad. Pero la fuerza que más ha arriesgado para que tuviéramos gobierno fue el PSOE. Rajoy le dijo al Rey que no dos veces. Y prefirió esperar a la repetición de las elecciones fumando puros, leyendo la prensa deportiva y haciendo no sé qué cosas más, porque llegó a confesar que tenía mucho tiempo libre. Otros han estado transmitiendo la idea de que estaban dispuestos a cambiar, pero a la hora de la verdad han demostrado que vienen deseando lo que llaman la segunda vuelta.

¿Ese era el objetivo real de Podemos desde el 20D? ¿Cree que ha sido una estrategia muy meditada?

Yo pensaba que por momentos era posible llegar a un acuerdo. Pero a la vista de lo ocurrido creo que era una estrategia perfectamente diseñada para provocar una repetición de las elecciones y tratar de superar al PSOE, que parece que es su único objetivo. Durante estos meses pidieron primero un pacto a la portuguesa. Es decir, un gobierno presidido por un socialista, con ministros solo del Partido Socialista y apoyado desde fuera por el Partido Comunista y por una formación parecida a Podemos. Después dijeron que no, que había que hablar del programa. Y salieron a pedir la vicepresidencia, ministerios, el CNI... Todo eso, poniendo encima de la mesa ese día un documento que tuvieron que rectificar un montón de veces en el que llegaban a plantear que los jueces tenían que estar de acuerdo con el programa político del Gobierno. Tuvieron que rectificarlo. Después hubo una negociación y se levantaron de la mesa casi antes de que empezara. Luego sacaron la idea del pacto a la valenciana, que es un gobierno en el que Podemos ni siquiera está. Y finalmente acabaron rompiendo las negociaciones cuando vieron que era el momento oportuno.

Y vistos esos antecedentes, ¿ve ahora posible un pacto postelectoral?

Con toda sinceridad, creo que el 27 de junio, lo que habrá que hacer de nuevo es poner encima de la mesa los programas, las propuestas, qué queremos para España... Tengo la esperanza de que si el PSOE consigue un buen resultado, otros (por Podemos) ya no jugarán a segundas vueltas ni practicarán postureo. Se sentarán en la mesa para negociar de verdad el gobierno que los españoles necesitan y no el que necesitan ellos.

¿Puede garantizar que, en la medida de sus posibilidades, el PSOE no dejará gobernar al PP?

Si hubiéramos tenido esa intención, el PP estaría gobernando. No estamos en una repetición de elecciones para que gobierne el Partido Popular. El PSOE nunca va a renunciar a su papel como alternativa del PP. Eso implica que el PP no puede gobernar. Y dicho esto, un gobierno socialista nunca va a olvidar a los votantes del PP. No se va a meter en una trinchera como ha hecho Mariano Rajoy y gobernar España olvidándose de las personas que han votado al resto de partidos.

Pero imagínese esta escena: el PP como el más votado, seguido de Unidos Podemos y ustedes terceros. ¿Cómo encajaría todo ese puzzle?

Habría que ver el número exacto de escaños de cada fuerza, porque a lo mejor, en función del resultado de C's, no sería relevante lo que hagan el PSOE o Podemos.

Pero imaginando que no suman...

Habría que sentarse con Podemos para ver qué quiere para España. Si lo que quiere es salir del euro y de la Unión Europea, como está establecido en el programa del Partido Comunista, no podríamos permitirlo.

Si se dieran esos resultados y usted fuera Pedro Sánchez, ¿dimitiría como secretario general del PSOE la misma noche del 26J?

No. Convocaría a los órganos de dirección del partido y abriría un debate amplio sobre las razones del resultado. Eso habría que hacerlo en todos los casos.

¿A qué cree que se debe el enorme desgaste que sufre su partido?

Le está pasando a los dos partidos que han gobernado en España durante las últimas décadas. Lo que ocurre es que se ha establecido un nuevo mapa político. Al pasar a un sistema más plural, nosotros nos vemos más perjudicados. Tenemos que hacer autocrítica. El PSOE ha perdido conexión con los más jóvenes y con las clases medias urbanas.

Concrete algún error de su partido. No sé si mencionarle a Zapatero...

(Risas). En primer lugar, hubo evidentemente errores en la gestión de la crisis. Él mismo los ha reconocido. Pero los cometieron todos los gobiernos del mundo, incluido el alemán. Se adoptaron algunas decisiones que no se explicaron bien y que ahora, con el paso del tiempo, se han revelado como correctas. Por ejemplo, la reforma del Artículo 135 de la Constitución. Hubo quien dijo que si se llevaba a cabo, no se podría volver a hacer política social. Considero que habría que completarla con una cláusula social: la garantía de que nunca se va a rebajar el gasto social, sea cual sea la coyuntura, con el fin de que a su vez se mantengan los servicios sociales básicos.

Por cierto, ¿cómo van las relaciones del PSPV con Sánchez?

Pues bien. El PSOE no es una orden religiosa que siga a un mesías. Quizás eso se identifica más con otros partidos. Nosotros somos una formación en la que hay muchísimo debate y tenemos establecido un reglamento para hacer propuestas para candidaturas al Senado que se debaten en el seno del partido y se aceptan o no se aceptan. Cuando no se aceptan, todos acabamos respetando el resultado.

Pregúntele a Alfred Boix (secretario de Organización del PSPV).

Cada uno tiene una postura y cada uno se responsabiliza de ella. Dentro del PSOE cada uno opina lo que considera y asume la responsabilidad de su opinión, tal y como dijo Alfred (cuando Pedro Sánchez vetó la confluencia entre el PSPV, Compromís, Podemos y EU para el Senado en la Comunidad). Más allá de eso, es importante que nos acostumbremos nosotros a que tiene que haber debate interno. Eso es normal, así como las diferencias de criterio.

¿Cree que Encarna Llinares se puede ir despidiendo ya de reeditar el escaño en la Cámara Alta?

No, en absoluto. En diciembre ya había la posibilidad de que hubiera pasado. Fuimos tercera fuerza al Congreso, pero segunda en el Senado. Vamos a ver qué ocurre. Damos por buenos los resultados de las encuestas, pero se pueden equivocar.

¿Usted es partidario de reformar, suprimir o mantener tal cual el Senado?

En España necesitamos una cámara territorial que refleje los debates territoriales. En el marco de una reforma federal como la que plantea el PSOE tiene que haber, como ocurre en Alemania, una cámara que refleje los problemas y preocupaciones de España. Por lo tanto, habría que reformarlo profundamente.

Otra pregunta obligada. En la legislatura 2011-2015 usted fue el azote del PP en temas económicos y se especializó en la financiación autonómica. ¿Cuándo cree que acabará de una vez el maltrato sistemático a la Comunidad?

La ley establece una obligación que a los cinco años de entrar en vigor el sistema de financiación hay que revisarlo con el objetivo de corregir los desequilibrios. El PP no ha querido hacerlo. Podía porque tenía mayoría absoluta y gobernaba en casi todas las comunidades. Y ha tenido dinero. Su prioridad era la reforma fiscal para las rentas más altas. Además, al PP le vienen muy bien mecanismos como el Fondo de Liquidez, que están sometidos a condiciones. Siempre piden algo a cambio de un préstamo. Eso le permite asfixiar a las comunidades. Aquí hemos demostrado que se pueden cambiar las prioridades en el gasto, que se puede combatir el intento de asfxiarnos y que se puede tener una política propia.

Si llegan al Gobierno, ¿se compromete a acabar con el expolio que sufre la Comunidad?

Por supuesto. Pedro Sánchez se ha comprometido a corregir el sistema de financiación autonómica y a resolver el problema de la acumulación de deuda de la Comunidad. Habría que hacer una reestructuración de la deuda de todas las comunidades.

Por último, cíteme algunas propuestas concretas para la provincia de Alicante.

Aparte de la financiación, hay un compromiso de resolver el problema que tenemos con la estación intermodal. Hay que construirla. También vamos a apostar por el Corredor Mediterráneo y por potenciar las cercanías, que han sido las grandes olvidadas del PP. Incluso valoramos la posibilidad de que sea la Generalitat la que se haga cargo de ellas.