Los «topos» ya no solo campan a sus anchas por el Palau de la Generalitat. También han conseguido «colarse» en la Diputación de Alicante. Miembros del equipo de gobierno del PP y diputados de Compromís se han citado para mañana a primera hora en la avenida de la Estación con el objetivo de desenmascarar a la persona que está filtrando información falsa sobre el portavoz de la coalición, Gerard Fullana. La polvareda, qu surge en plena campaña, se levantó esta semana. Una web especializada en el control de los salarios de los cargos públicos telefoneó este pasado miércoles al Palacio Provincial para intentar recabar información sobre Fullana, así como por su posible compatibilidad para compaginar su labor fiscalizadora en la Diputación con su trabajo como docente. Pero lo cierto es que el dirigente de Compromís no tiene tal compatibilidad. Actualmente no ejerce como profesor y centra todos sus esfuerzos en su localidad natal, Xaló, donde es concejal, y en la institución provincial.

El caso es que el periodista llamó, la telefonista le transfirió la llamada al grupo de Compromís y alguien, aún no se sabe quién, confirmó esa falsedad: que Fullana sigue trabajando como docente y su presencia en la Diputación es casi testimonial. Pronto se sucedieron los acontecimientos. La coalición negó por activa y por pasiva que algún diputado o sus asesores hubieran facilitado esa información. ¿Qué ocurrió entonces? Que apuntaron directamente contra el PP. El partido se mostró convencido de que algún asesor o cargo de confianza de los populares suplantó la identidad de un dirigente de Compromís y dio esos datos aún sabiendo que eran falsos. Fullana montó entonces en cólera y exigió explicaciones.

Y muy pronto se las dieron. La Diputación reclamó un informe al área de telecomunicaciones para que comprobase a quién se derivó la llamada. La sorpresa llegó poco después. El departamento certificó que, efectivamente, la telefonista no se equivocó y la pasó a la extensión del diputado de Compromís Lluís Miquel Pastor. El mismo viernes por la noche, el PP se puso en contacto con Fullana y se lo trasladó. Y éste, a su vez, llamó a su compañero de partido pidiéndole explicaciones. Pastor, sin embargo, negó la mayor. Descartó que hubiera hablado con el periodista y le dijo que nunca entró al despacho esa llamada. Resultado: hay un «topo» en la Diputación.

Molesto por la situación, el portavoz de Compromís ha solicitado una reunión urgente para mañana por la mañana en la que se analice con todo tipo de detalles el proceso que siguió la llamada. En ese encuentro, según la información recabada por este diario, estarán los tres diputados de Compromís, algún dirigente del PP aún por concretar y José Santamans, el jefe de Comunicación de César Sánchez.

Fuentes de la institución quisieron insistir ayer en que nadie del departamento de prensa facilitó la información al periodista y ni tan siquiera hablaron con él antes de que estallara la polémica. A posteriori sí le han telefoneado y, de acuerdo a esas fuentes, el propio periodista ha confirmado que la persona con la que habló tenía voz grave y no era joven. ¿Quién será el «topo»?