La campaña para las elecciones generales del próximo 26-J arranca esta medianoche polarizada por el «cuerpo a cuerpo» entre el PP y A la Valenciana, la coalición que conforman Compromís, Podemos y EU con la vicepresidenta Mónica Oltra como principal banderín de enganche. Los datos que se manejan en las salas de mando de los principales partidos a poco más de quince días vista de la jornada de votación apuntan a que serán las dos candidaturas que se jugarán la victoria tanto en la provincia como en la Comunidad en la cita con las urnas. Indicadores que señalan además un aumento de la abstención -podría llegar hasta a cinco puntos-, también a un nuevo retroceso de los socialistas valencianos y que a la vez reflejan las dudas de los votantes de C's -incertidumbre que le perseguirá hasta la misma jornada electoral- con el riesgo de un apreciable trasvase de papeletas hacia la derecha tras los pactos de los de Albert Rivera con los socialistas de Pedro Sánchez.

Los populares, en eso sí coincide todo el mundo, parten con una cierta ventaja. Están convencidos en el PP de recuperar a parte de sus tropas que engrosaron en diciembre la abstención y reclutar a otra porción de los que se marcharon con Ciudadanos. Eso les podría conceder una ligera mejoría de unos dos puntos hasta sumar por encima de los 850.000 votos. Y además les concedería la opción de luchar por un escaño extra en Valencia a costa, quizá, de los socialistas -en función de hasta qué punto sean capaces de frenar su probable retroceso- o, incluso, de C's. Una victoria de los populares, aunque fuera por la mínima con una horquilla entre once y doce escaños, permitiría a Isabel Bonig afrontar con cierta calma el obligado proceso de renovación al que está abocado el PP después de estos comicios.

La única opción política que, en estos momentos, le puede disputar la victoria a los populares tanto en la Comunidad como en la provincia es la coalición que forman Compromís-Podemos-EU con la marca A la Valenciana. Los números que se manejan en laboratorios demoscópicos sugieren un resultado que podría superar claramente los 800.000 votos lo que significaría, apuntan estas mismas fuentes, no sólo fidelizar también los más de 110.000 sufragios de Esquerra Unida en los comicios de hace seis meses sin conseguir representación sino también, además, abrir la vía para pegarle otro bocado más a los socialistas. De cumplirse con esas previsiones, la coalición, en la que Mónica Oltra ha tomado el mando de las operaciones y que contará con Pablo Iglesias y Alberto Garzón en la campaña, podría sumar el diputado extra que se reparte por incremento de población en la provincia de Valencia y quizá otro más en Alicante con una horquilla de entre 10 y 11 parlamentarios en Madrid.

Los grandes damnificados, llama la atención, serían las fuerzas políticas que intentaron, sin éxito, un acuerdo para formar gobierno. Los socialistas confían en darle la vuelta a los sondeos y, al menos, resistir con un resultado que les permita disponer de un equipo en el Congreso de los Diputados parecido al que sacaron en diciembre. Los números, sin embargo, dicen que, en estos momentos, los socialistas tienen en peligro claramente un escaño en Alicante que sacaron por los pelos. Y posiblemente, aunque parece más complicado, otro en Valencia. Pase lo que pase, sin embargo, el partido se enfrenta a un proceso muy complicado que se reproducirá también en la Comunidad, donde sectores del partido empiezan ya a cuestionar, aún en privado, la acción del Consell y el protagonismo de Compromís frente al PSPV. Vienen curvas en una formación que, con los datos que se manejan en los cuarteles generales en este inicio de campaña, podría caer otros dos o tres puntos respecto a diciembre, cuando se quedó por debajo del listón del 20% de las papeletas. Y además su llamada al «voto útil» de la izquierda ya no vale. Problemas.

A Ciudadanos, en principio, los apoyos se le van por la derecha aunque ganan algunos de centro tras los acuerdos de Albert Rivera con Pedro Sánchez y eso, por ahora, le permite resistir con un resultado que podría ser parecido al de diciembre. El problema para la formación de Albert Rivera es que el PP apretará el acelerador para, a fin de cuentas, recuperar parte del electorado de corte liberal y conservador que ambas fuezas comparten. Y el reto de C's es tratar de taponar por completo esa herida. Todas las respuestas en poco más de dos semanas: la noche del 26 de junio.