La Font de Sant Lluís fue ayer una caja de cerillas incapaz de albergar a todos los que se movilizaron a ver la Final de la Champions de las Elecciones Generales, con «Fan Zone» ubicada en el aparcamiento situado junto al estadio y en el que se habilitó una pantalla y charanga con once músicos para seguir el acto. Una concentración de miles de almas con una incontinencia de fervor que no se había visto en un mitin en Valencia desde el lejano 29 de febrero de 1996, cuando José María Aznar reventó Mestalla, en aquel mítico acto en el que el PP -con Rajoy de jefe de campaña- convocó a formar una «nueva mayoría».

Los casos de corrupción -que se acumulaban al PSOE del tardofelipismo- tuvieron anoche todo el protagonismo. La corrupción volvió a ser invocada como motor de cambio: «Valencia debe dejar de ser la capital de la corrupción, para ser la del cambio», sentenció el alcalde Joan Ribó. Se proyectó el vídeo de los «ocho apellidos valencianos» afiliados al PP (desde Blasco a Fabra) muertos por escándalos y en algunos casos bajo el paraguas Gürtel. El que montó Francisco Correa, que paseaba aquella tarde del 96 por la hierba de Mestalla, mientras Francisco Camps tomaba la palabra como cabeza de lista por Valencia. Globos morados y naranjas, banderas de los partidos y algunas republicanas, más que cuatribarradas, se agitaron durante más de tres horas. Hasta el punto de que cuando habló Mònica Oltra (pasadas las 21 horas) tuvo que emplearse a fondo para mantener entusiasmo del público cuando las pilas se agotaban. f. a./ p. c.