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Contracrónica: Del Estellés de Podemos al Miguel Hernández de Oltra

«Sonríe, Pablo; los valencianos te haremos presidente», le obsequia la vicepresidenta del Consell

Contracrónica: Del Estellés de Podemos al Miguel Hernández de Oltra fernando bustamante

Cuando un pabellón de básquet a reventar retumba ovacionando a un intelectual llamado Owen Jones -que no es pívot, sino autor de Chavs. La demonización de la clase obrera- o a un ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa, de nombre Julio Rodríguez -que no juega de alero-, algún movimiento sísmico de calado ha golpeado el subsuelo social. Sucedió anoche en la Fonteta, el escenario que acogió el mitin final de Compromís-Podemos, que fue la consagración del enlace del naranja Mónica Oltra (que jugaba de Local) y el morado Pablo Iglesias (de Visitante). Se celebró en casa de ella, pero la mayoría de los invitados eran amigos de Pablo, aunque congeniaron con la otra parte. Los más reacios (el ala crítica del Bloc) no se dejaron ver.

Lo diagnosticó el alcalde Ribó: «naranja y violeta son dos colores que pegan». Tanto que se contagian. Tanto que el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, reivindicó, en un valenciano académico, el «reconocimiento de la pluralidad nacional y la diversidad» y citó a Joan Fuster: «La política la fas o te la fan». Domina el valenciano. Y desató una de las dos tandas de gritos de «País Valencià, País Valencià». Errejón fue sólo uno de los doce apóstoles de Pablo que desfilaron por el escenario mientras se iba ganando tiempo a la espera del piloto rojo del directo de los telediarios. Fueron una docena de oradores representantes de todos los poderes: ejecutivo, legislativo, judicial (la jueza Victoria Rosell), militar y telecrático.

Entre la prosa y la lírica

El acto mantuvo un relato en prosa de denuncia de las desigualdades y los escándalos de Rajoy o las renuncias del PSOE. En un guiño a los mayores, Montiel pidió apoyo a los «millones de personas que en el 82 votaron un cambio» que ya empezó a «defraudarles cuando la reconversión industrial». En ocasiones, la prosa daba cabida a la lírica. Así, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, evocó a Vicent Andrés Estellés («Assumiràs la veu d'un poble...»), pero también al «avi Ramon». Fue uno de los momentos más emotivos cuando recordó las palabras de su abuelo, quien le advertía de que no se metiera en política. Si viviera, le diría: «Avi hemos perdido el miedo».

Montiel rozó la lágrima al hablar de la «iaia Presentación», ejemplo de «integridad». Y explotó el pabellón. Al hilo de la reivindicación de la igualdad de la mujer, Colau citó a Ovidi Montllor: «Ja no ens alimenten molles, ja volem el pà sencer».

La vicepresidenta Mónica Oltra, pronunció el penúltimo discurso, que cerró con el regalo de unas emocionadas palabras con las que parafraseó un poema que Miguel Hernández dedicó a su hijo desde la prisión. «Es tu risa la espada más victoriosas, vencedor de las flores y las alondras...». «Sonríe Pablo, que vas a ser presidente; los valencianos te vamos a hacer presidente», le obsequió a un líder de Podemos al que los ojos se le pusieron vidriosos.

No faltó a la cita la música de Raimon, el cantautor rescatado por la izquierda desde el Consell. Al vent, el himno de libertad, sonó a partir de las 18.47 en versión acampada juvenil. En esos prolegómenos, la euforia se apoderó de la grada y la pista cuando apareció en el escenario Juan Carlos Monedero. El éxtasis asaltó los cielos cuando salió a la palestra Pablo Echenique, que va para ministro de Ciencia y Tecnología si Pablo es presidente.

El cabeza de lista Joan Baldoví, maldijo los 8 apellidos valencianos de la corrupción del PP (indecencia, corrupción, nepotismo, injusticia, inmoralidades, sucursalismo o caradura) y los contrapuso a los que nacerán el 20D: integridad, decencia, amor por la tierra y el país, justicia, coherencia, trabajo, valencianismo y dignidad. El líder valenciano de Podemos, Antonio Montiel, recordó que la cuenta atrás de Rajoy, el «tic-tac» que escenificó Pablo en las autonómicas, está a punto de poner fin a la «pesadilla de recortes, corrupción y bipartidismo».

Cómo hemos cambiado

Iglesias dijo que a veces en meses ocurren cambios de décadas. Lo cierto es que a los protagonistas de ayer, cuatro años han dado para mucho. En 2011, Ada Colau era portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Barcelona; Pablo Iglesias era asesor externo para Izquierda Unida y profesor titular interino de la Complutense; Mónica Oltra repetía como diputada rasa en las Corts; Joan Baldoví era concejal de Sueca y candidato al Congreso y tal vez no soñaba con lograr esas 125.150 papeletas que lo llevaron de diputado en Madrid; Àngela Ballester era técnica de proyectos de la Fundación CEPS y aún le quedaban dos años y nueve meses para comprarse el Ford Focus Sport.

Todo ha cambiado. Todos confían en que el cambio, mañana, asalte el cielo de Moncloa.

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