En el último minuto y en tiempo de descuento, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reiteró su compromiso de abordar el problema de la financiación autonómica, culminar el AVE y el Corredor Mediterráneo, y solucionar el conflicto del agua. «Ya sé que lo tengo que hacer y lo haremos», aseguró casi lacónico ante un recinto (las arcadas del Museo Principe Felipe) abarrotado de cargos y simpatizantes del PP. Rajoy cerró ayer campaña en Valencia donde se dejó querer por miles de personas -6.000, según la organización- con un discurso centrado en la unidad de España y en el que clamó contra las coaliciones, en alusión a una posible unión del resto de partidos contra el PP. «Nos llevará a la ruina», clamó Rajoy.

El acto, el más multitudinario de los celebrados esta campaña en la Comunidad Valenciana, nada tuvo que ver ni con el aforo ni con el ambiente de los celebrados antaño en la plaza de toros. El PP ha huido esta campaña de los grandes mítines y el espacio escogido no estaba preparado para grandes multitudes. De hecho se quedó pequeño, aunque sirvió para que los populares de la Comunidad pudieran dar a Rajoy una calurosa acogida, tanto en el sentido físico, como metafórico.

A más de 30 grados y sin capacidad para un alfiler (hay quien se quedó fuera), Rajoy tardó casi media hora en atravesar el pasillo que lo llevaba al escenario. Dio besos, estrechó manos y se hizo fotos. Disfrutó del paseíllo y de lo afectuoso de la acogida, pero correspondió con pocos guiños a la organización valenciana: «Cerramos hoy aquí la campaña por primera vez en Valencia porque sí, porque el Partido Popular en la Comunidad Valenciana es un gran partido, porque lo digo yo y porque lo siento», enfatizó al inicio de su discurso. Fue la única referencia a la organización valenciana, un partido que todavía está haciendo la digestión de haber perdido el poder institucional tras dos décadas de mayorías absolutas. Entre el público, en las primeras filas se encontraba el expresidente Alberto Fabra, la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y la nueva presidenta regional del PP, Isabel Bonig, ungida por él. No hubo alusión pública a ninguno de ellos.

Y es que Rajoy, a quien las encuestas le auguran mayoría, pero grandes dificultades para gobernar, se centró en un mensaje en clave nacional. Había estado en tres ocasiones antes dentro de la campaña en la Comunidad Valenciana y ayer tocaba el alegato de tratar de convencer que el PP es «el único valor seguro». Indicó que si gobierna la próxima legislatura se centrará en cuatro objetivos capitales: el empleo, los problemas de las personas, la defensa de la Nación y la lucha contra el terrorismo. Después, en palabras de Rajoy, habrá que abordar otros temas, otros compromisos, entre los que citó los que figuran en el decálogo de peticiones del PPCV.

En un mitin que acabó con el himno regional y en el que se repartieron a la par senyeres y banderas españolas, la palabra que más se escuchó fue España. «Yo soy español», coreó el público en varias ocasiones. «No podemos aceptar la España negra que pintan algunos porque es mentira. Debemos dar la batalla por su prestigio», defendió.

Por lo demás, el discurso no deparó sorpresas. A Rajoy le esperaba todavía un mitin en Madrid (en realidad el verdadero cierre de campaña) y se limitó a reiterar los mensajes claves de la campaña. El principal, que si el PP no gobierna y lo hace una coalición «nos llevará a la ruina». El candidato del PP a revalidar la Presidencia del Gobierno mantuvo que el PP «es un valor seguro». «No podemos jugar a la ruleta rusa», indicó tras reivindicar que el PP es un partido con 40 años de historia. «No un invento de 30 minutos, ni una operación de markentig, ni de una sola persona, ni fruto de una tertulia de televisión», indicó.

Por su parte, la presidenta regional del PP, Isabel Bonig, hizo un repaso demoledor contra Ciudadanos, Podemos y el PSOE. La lideresa, que precedió en el turno de palabra a Rajoy, sacó a pasear el fantasma del tripartito y para defender la gestión popular y la importancia de que siga gobernando, recuperó un lema de la campaña del expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, de 1999: «Lo mejor está por venir».

Bonig arrancó su intervención pidiendo al público que mirara al techo y contemplara «los arcos del triunfo» del PP: «Te lo dije en la Petxina, que los 150.000 militantes del PP y los valencianos no te íbamos a fallar, íbamos a dar la cara por el PP y lo hemos hecho», espetó a Rajoy. Bonig cargó contra el tripartito y defendió que no es momento de «experimentos separatistas». Acusó a Podemos de «necesitar de crear miseria y pobreza» y les echó en cara que no hayan defendido la libertad de los presos políticos en Venezuela. Cargó contra Ciudadanos por plantear suprimir municipios y no reconozca la infrafinanciación y aseguró que el presidente Puig y Sánchez quedarán amortizados tras las elecciones que se celebran mañana.