Pablo Iglesias está intentando sustituir su característico ceño fruncido por una sonrisa, algo que se percibe claramente en la campaña tal como destaca Sonia El Hakim. «Intenta dar un mensaje positivo de esperanza dado que se les criticó mucho por lanzar mensajes negativos y no hacer propuestas ni lanzar propuestas de futuro. Ahí se ve un cambio, se esfuerza por sonreír para resultar además más cercano, y por hablar más suave y no transmitir enfado».

Por otro lado, «siempre tiene una postura dominante, transmite seguridad y se esfuerza en no dar imagen de debilidad que para un candidato sería malo. En mi opinión, tiene bastante estudiado lo de dominar la situación». Por ejemplo, añade la experta en comunicación no verbal científica, «utiliza mucho la jerarquía horizontal, al estar de pie abre muchos las piernas y pone los brazos en arco, y sentado también abre las piernas para ocupar el máximo espacio y hacerse grande, algo que se vio muy claro cuando lo recibió el presidente Rajoy en Moncloa ». El Hakim cree que podría tratarse de un gesto natural «pero el otro día vi a Errejón con la misma postura, lo que me lleva a pensar que es algo estudiado».

Uno de los aspectos que más llama la atención de Iglesias es su aspecto. Fue muy comentada su aparición en el debate a cuatro con vaquero y camisa. Para la experta, «es evidente que por la ropa también transmitimos y los políticos necesitan manejar muy bien la primera impresión porque es determinante en la decisión de voto». En ese sentido, Iglesias, a través de su ropa y su famosa coleta se dirige a los suyos.

Para los analistas de la Universidad Camilo José Cela, Iglesias, al que puntúan con un 5.9, resalta por su capacidad de liderazgo y cercanía y, sobre todo, por su capacidad de comunicación. Los profesionales entienden que «sabe transmitir los mensajes y mantiene una comunicación verbal clara, contundente y que destaca frente a los otros candidatos».