Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Contracrónica

Cada uno a lo suyo

El momento más tenso del debate fue una simple confusión de Bosaho entre Margallo y Moratinos

Contracrónica: Cada uno a lo suyo

Con la sangre del combate entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez aún caliente los cuatro candidatos principales por la provincia de Alicante al Congreso se enfrentaron anoche en un debate en informaciontv en el que la cordialidad fue una constante que no se perdió, ni tan siquiera, cuando la aspirante a ocupar un escaño por Compromís-Podemos, Rita Bosaho, recién llegada a estas lides de la política, logró que un veterano con las tablas y el savoir faire del ministro y candidato por el PP, José Manuel García-Margallo, diera un respingo en la silla y se le torciera el gesto. En realidad todo se debió a una error acerca de las buenas relaciones que antes de comenzar el programa el ministro confesó que tenía con el país natal de la candidata, Guinea Ecuatorial, y que Bosaho focalizó en Teodoro Obiang. Y así se lo soltó en un momento en que el ministro estaba criticando la existencia de presos políticos en Venezuela. Una acusación sin fundamento que se acabó aclarando, por la que Bosaho pidió disculpas y de la que a la postre el damnificado fue el cabeza del lista por el PSOE, Julián López Milla, al apuntar Margallo que era el exministro socialista Moratinos, y no él, quien mantenía esa buena sintonía con el dictador guineano a través de una asociación. «Se ha equivocado de ministro y de partido», le espetó a Bosaho.

Ese momento, que no pasó de la mera anécdota, fue de los más tensos que se vivieron en un encuentro donde, bajo una pátina de aparente camaradería, se pudo ver a cuatro candidatos que se tuteaban y con tantas ganas de debatir como pocas intenciones de salirse de su propio discurso. Es decir, que de atisbar un consenso, así, de entrada, nada de nada.

Y eso que a Margallo, ya fuera de cámara, le faltó tiempo para tirarle los tejos al candidato socialista sobre las bondades de una posible vida en común post 20-D. Una proposición que, además de deshonesta, López Milla interpretó como un dardo envenado con el que el PP busca en realidad crear un clima que facilite un trasiego de votos de su partido a Podemos.

De vuelta de nuevo al debate, frente al lenguaje llano y la elegante socarronería del ministro y la solidez, aunque sin el punch suficiente, del candidato socialista, la cabeza de lista por Ciudadanos, Marta Martín, se llevó el premio a la hiperactividad. Durante las casi dos horas de debate la catedrática pidió la palabra en reiteradas ocasiones, reclamó más duración para sus intervenciones cuando los moderadores avisaban de que tenía que ceder la palabra e intentó suplir con vehemencia su condición de novata. Pese a sus quejas sobre la falta de tiempo para explicar todo lo que llevaba en cartera (se le quedó fuera, lamentó al término del debate, todo los relativo a la propuesta de Albert Rivera sobre la violencia de género) fue la candidata que más minutos sumó en pantalla. Aunque eso no le evitó que García-Margallo le recordara su paso por UPyD, que le hiciera ver que los gráficos que llevaba sobre el paro acababan en 2013 o que se quedara sola manteniendo que la desaparición de los ayuntamientos de pueblos menores de 5.000 habitantes que propone su formación no se trata de una supresión sino de una fusión.

Al igual que ocurriera la noche anterior con Rajoy y Sánchez (a quienes Margallo y López emularon en el color de sus corbatas, azul el primero y roja el segundo) la corrupción provocó otro de los momentos calientes del debate, un tema donde arrancó Bosaho para denunciar el dinero que por culpa de esta lacra se había dejado de destinar a sanidad. Un clavo al que Margallo se agarró para hacer una loa del sistema sanitario con la que aún estaría de no haberle recordado los moderadores que de lo que se estaba hablando en ese momento era de corrupción. Fue entonces cuando López Milla invocó una necesaria ejemplaridad por parte de los partidos ante un candidado popular que se le notó incómodo hablando de ese tema.

Cuestiones de agenda hicieron que, nada más concluir el debate, salieran disparados los candidatos de los que Martín se despidió con un profético y alegre «nos vemos en el Congreso».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats