Las complicadas alianzas municipales que se acabaron tejiendo después de las elecciones de mayo han terminado por apartar casi por completo de la pugna electoral a los principales cargos locales de la provincia. Al menos por ahora y cuando ya está a punto de cumplirse la primera semana de campaña, los principales partidos han evitado recurrir a sus alcaldes y concejales para concentrar la carrera en la imagen de sus grandes líderes y a la sucesión de convocatorias de sus candidatos al Congreso o al Senado en las diferentes comarcas. Poco más. El alto mando de los principales partidos pero, sobre todo, los cargos locales temen que el resultado del 20D se convierta en una segunda vuelta de las municipales y les acabe golpeando. Muchos alcaldes esperan los comicios generales «rezando» para que no se abra la veda de las mociones de censura o, por contra, para apuntalar sus gobiernos de cara al resto de su mandato. Así que su papel en la campaña es muy secundario.
Este panorama se reproduce en los gobiernos que comparten los socialistas y Compromís. Ambas formaciones tienen en sus manos el gobierno de la Generalitat y acumulan, incluídas las grandes ciudades, cerca de un centenar de alcaldías lo que les obliga -así está ocurriendo en campaña- a un pacto de no agresión. No se ha producido ni una sola declaración cruzada entre cargos locales de ambas formaciones en los municipios a pesar de que no sólo se están jugando el mismo espacio sino que, incluso y como recogen las encuestas, está en juego la supremacía de la izquierda en la Comunidad después de que Compromís -cuyos cargos en la Generalitat a diferencia de los socialistas sí se están implicando en la campaña- haya sumado a Podemos para estos comicios. Salir a hacer campaña, reflexionan fuentes de los partidos de izquierda, supondría caer en discursos que podrían generar más problemas en las ya complicadas relaciones locales.
Pero lo mismo ocurre en el PP. Tampoco sus dirigentes locales se están «metiendo» en una campaña que los populares esperan culminar a la vuelta de las vacaciones con la incorporación de ediles de Ciudadanos a los gobiernos locales en los que están en minoría o, incluso, con alguna moción de censura -Torrevieja es un buen ejemplo- que les permita recuperar el terreno municipal que han perdido frente a los pactos de las fuerzas de izquierda. Así que, de momento, todo está centrado en la imagen de los líderes. Sin ir más lejos, los carteles del PP, los socialistas y C's sólo incluyen la foto de Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera mientras que la coalición Compromís-Podemos va a a exprimir al máximo no sólo el «tirón» de Pablo Iglesias sino también de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra; Mireia Mollá; o el diputado en el Congreso Joan Baldoví. Muchísima imagen y casi toda la agenda centrada en conseguir una buena «foto» que vender cada día.
Con este escenario y pasado ya el «puente» de la Constitución y la Purísima, los principales partidos ya están terminando de perfilar los actos centrales de la agenda provincial. La dirección del PP confirmó, en la línea que ya avanzó este periódico, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hará campaña el próximo viernes en la provincia una vez finalizado el Consejo de Ministros y de camino a Murcia. Hará una ruta por el municipio de Orihuela, uno de los pocos bastiones que le restan al PP en la provincia y evitará tanto la capital alicantina como los grandes actos dentro de la campaña de mínimos en la que está instalado el candidato popular. Para ese mismo día, Compromís-Podemos espera a Pablo Iglesias en Alicante, en el primer mitin que compartirá junto a la vicepresidenta Oltra. Ambas formaciones confían en llenar el Pabellón Pitiu Rochel con más de 4.000 personas. Ya ha empezado el reparto de entradas a través de una página de Internet en un proceso en el que, además, aprovechan para recoger donaciones de cinco o diez euros.
