Se llama Silvia Poveda Ramírez. Es abogada, tiene 36 años, dos hijas pequeñas de 11 y 4 años y le encanta la meditación y el yoga. Y a pesar de ese sosiego le gusta la política, pero más su ciudad, a la que no pone fronteras. De hecho, hasta poder desempeñar su profesión, como cualquier joven estudiante, compaginó sus estudios con puestos de trabajo como camarera, dependienta de hipermercado, auxiliar en una asesoría o integradora laboral durante tres años de personas con discapacidad, trabajo en el que asegura que aprendió «grandes valores humanos» que afirma haber empleado en su vida. De hecho colabora con diferentes colectivos poniéndose al servicio de necesitados. Es capaz de ir a ver a desconocidos que se lo pidan con un termo de café y una trenza de hojaldre hecha por ella misma. Asegura que tiene muchas ideas para cocinar buenas recetas para su Elda natal.