Los impuestos preocupan, y mucho, a cualquier ciudadano de a pie, y acaban provocando algún que otro cabreo cuando llega el momento de pasar por caja. Por eso, no es extraño que, al final, en toda campaña y en todo programa electoral que se precie, la presión fiscal acabe entrando en escena. También en esta ocasión lo ha hecho, aunque con posiciones, las del PP y el PSOE, bastante opuestas, y que se vienen a resumir en las bajadas planteadas por los populares frente a la contención de los socialistas, aunque en este último caso con la actualización al IPC de por medio. De hecho, esa «actualización», en la práctica, vendría a suponer alguna que otra subida, en función de lo que pueda marcar el Índice de Precios al Consumo, que en estos momentos está en negativo, es verdad. Ahora bien, ya acumula varios meses al alza, por lo que es previsible que, a partir del año que viene, pueda recuperar las tasas positivas y, con ello, abrir la puerta a alguna que otra subida.

En concreto, en su programa económico, el partido de Mercedes Alonso recoge su compromiso de rebajar los tributos municipales y, concretamente, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y el Impuesto Sobre Vehículos de Tracción Mecánica. Sin embargo, en ese mismo documento no desaprovecha la oportunidad, y recrimina a los grupos de la oposición municipal que impidieran que esa medida saliera adelante este mismo año. Del resto de tributos y tasas, en ese apartado, no se dice ni media palabra.

El propio coordinador del programa electoral del PP, Antonio Luis Martínez-Pujalte, de entrada, hace suyas las palabras que en los últimos tiempos la alcaldable popular, Mercedes Alonso, ha repetido como un mantra: «El dinero tiene que estar en el bolsillo de los ciudadanos». A partir de ahí, Martínez-Pujalte hace hincapié en que «ya intentamos este año impulsar una bajada generalizada del IBI y del Impuesto de Vehículos, pero la oposición no nos dejó», ¿Por qué ahora? ¿Electoralismo puro y duro? El coordinador se justifica diciendo que «la situación ha mejorado, y de una deuda que superaba los 220 millones en 2011 hemos pasado a los 135 millones. Es ahora cuando podemos hacerlo».

Mientras tanto, el PSOE, entre sus propuestas económicas, habla de su «compromiso de mantener el esfuerzo fiscal a los ciudadanos», con esa actualización al IPC. El candidato a la Alcaldía por el Partido Socialista, Carlos González, pone el acento en que «somos conscientes de que la situación es la que es y del deterioro que han sufrido los servicios públicos en los últimos años. Por eso, hablar de bajar los impuestos en estos momentos es irreal y es engañar a los ciudadanos, y más cuando lo dice el PP, que ha acometido la mayor subida de impuestos y tasas de la democracia en esta ciudad».

Sea como sea, si hay un punto que ocupa y preocupa a uno y a otro partido en sus programas económicos ése es el desempleo. Para ello, por ejemplo, el PP propone un plan para formar a trabajadores del calzado, con la colaboración con empresas y, con ello, fomentar las contrataciones, todo ello dotado con un millón de euros, así como otros planes de empleo para promover la contratación pública de parados en riesgo de exclusión social. A ello, se suma la creación de la Oficina Municipal del Empresario, políticas dirigidas a captar grandes proyectos o una nueva zona industrial a precios asequibles.

Por su parte, el PSOE plantea destinar el 3% del presupuesto municipal, lo que en la práctica puede suponer unos 5 millones de euros, a políticas activas de empleo dirigidas a desempleados, mujeres, jóvenes o a orientación laboral. Paralelamente, se contempla un plan de empleo para mayores de 45 años y que son ya parados de larga duración o un plan de rehabilitación urbana y de vivienda, con el que también buscan crear trabajo. Finalmente, quieren impulsar un segundo parque industrial en el entorno del Camino de Castilla y un plan de impulso del comercio local.