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Benidorm otorga una victoria al PP y castiga el pacto Navarro-Amor

Pese a cosechar el peor resultado popular desde 1987, Toni Pérez será alcalde y obtendrá un gobierno estable si reagrupa al centro-derecha

El candidato popular Toni Pérez recibe el aplauso de sus seguidores tras conocer los resultados. david revenga

Un nuevo mundo se forjó anoche en Benidorm. Contra todo pronóstico, el PP de Toni Pérez logró la victoria por delante del PSOE de Agustín Navarro, que cosechó un rotundo fracaso y se apresuró a decir que no maniobrará para impedir que Pérez sea el nuevo alcalde. Aún así, ambos partidos perdieron concejales, tres en el caso de los populares y cuatro en el de los socialistas, y muchos votos. También la otra fuerza que hasta ahora contaba con presencia en el Ayuntamiento, los Liberales de Gema Amor, se dejó un acta por el camino y sólo sumó dos regidores. Todo, debido a la irrupción de tres nuevas fuerzas en el hemiciclo municipal: Ciudadanos por Benidorm (CBM) y Ciudadanos, con tres concejales cada una y Compromís con dos. La entrada de las dos primeras formaciones podía vaticinarse. La de los valencianistas constituyó otra fenomenal sorpresa. La corporación queda integrada nada más y nada menos que por seis partidos.

Efectivamente, un mundo nuevo que castiga al gobierno que durante buena parte de este mandato mantuvieron Navarro y Amor y aboca a Benidorm al pluralismo con mayúsculas. Con la renuncia de Navarro a entrar en cábalas, Pérez obtendrá la vara de mando pero la estabilidad de su futuro gobierno dependerá de los pactos. A priori se abre el camino de la reagrupación del centro-derecha, con una posible alianza a tres bandas entre PP, Ciudadanos (que se comprometió en campaña a apoyar a la fuerza más votada) y Liberales. Eso sí, en el pasado mandato, el partido de Amor fue incapaz de entenderse con los populares. De cualquier modo, Pérez ha abierto la puerta a pactar con otras fuerzas políticas de signo ideológico más antagónico para evitar la fragilidad de un ejecutivo en minoría.

Posiblemente nunca un recorte de votos y ediles tan impactante fue tan dulce para el PP. Con los populares reculando en todos los lares sólo los más fieles esperaban una victoria. Pero a pesar de haber cosechado el peor resultado popular desde 1987, Pérez logró encabezar la lista más votada, en lo que supone un extraordinario respaldo político y personal para este veterano concejal, que tuvo dificultades incluso para ser el candidato.

El electorado, en cambio, ha castigado con saña la gestión en la Alcaldía de Navarro a lo largo de los últimos 6 años: ha perdido más de cinco mil votos. A los socialistas les pasó factura su alianza con un partido de centro-derecha como el de Amor y ni siquiera le sirvió su llamamiento en los últimos días de campaña al voto útil: así lo demuestra no sólo la irrupción de Compromís sino que EU obtuviera más de 800 votos.

Esa debacle del pacto PSOE-Liberales es recíproco: también frena en seco la hasta ahora rutilante estela de Amor, que en 2011 había roto con el bipartidismo en Benidorm. Ahora, la marca liberal retrocede más de mil votos. La aparición de nuevas siglas en el centro-derecha ha perjudicado y mucho a Amor, ya que esas fuerzas emergentes han pescado en el antiguo caladero liberal. También, claro en el del PP. Liberales se ve relegada a convertirse en la quinta formación política, superada por CBM y Ciudadanos.

Esta última lista, que se ha valido del arrollador auge de su paraguas nacional, ha hecho buenos los pronósticos: el partido de Rafa Gasent puede estar llamado a desempeñar un papel trascendente en la gobernabilidad de la capital turística.

También Compromís se ha aprovechado del gran resultado de esta formación en todo el ámbito autonómico. El éxito de la lista de Josep Bigorra viene a institucionalizar las bolsas del valencianismo de izquierdas hasta ahora dispersas en el municipio y logra que por primera vez desde 1995 haya una segunda fuerza de izquierdas en el Ayuntamiento además del PSOE.

Giros a la izquierda

Compromís brilló también con mucha fuerza en otros lares de la Marina Baixa. En Altea, un pacto entre los nacionalistas, el PSOE y Altea amb Trellat, la marca de Podemos, podría apartar de la Alcaldía al popular Miguel Ortiz. También se perfila un giro a la izquierda en Callosa si Compromís pacta con el PSOE, poniendo en peligro la hegemonía de otro alcalde histórico, Batista Savall. Mucho más abiertas quedan las cosas en La Vila Joiosa, donde el socialista Andrés Verdú ganó las elecciones, en otro resultado emblemático. No obstante, en esta localidad la derecha aún podría mantener el poder si el PP del hasta ahora alcalde, Jaime Lloret, pacta con Ciudadanos y Gent per la Vila, que será la nueva llave municipal.

Incluso en aquellas poblaciones donde no habrá cambio de alcalde el bipartidismo se ha acabado: en l'Alfàs, donde continuará con mayoría absoluta Vicent Arques (PSOE), entran Ciudadanos y la marca de Podemos; en La Nucia seguirá mandando el popular Bernabé Cano (pese a caer 24 puntos) pero compartirá corporación con PSOE, Compromís y C'S.

Y en Finestrat, donde el PP revalida su hegemonía frente al PSOE, otro partido instrumental de la gente de Pablo Iglesias, Sí se Puede, tendrá representación.

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