El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aterrizó ayer en el aeropuerto de Manises a las 17.15 horas de la tarde, justo a tiempo para arropar a Alberto Fabra y Rita Barberá en el multitudinario mitin de los populares valencianos en la plaza de toros. Rajoy llegó a Valencia en los cómodos asientos de un jet privado de tamaño medio, un Falcon 2000 propiedad de la compañía Gestair. Se trata de un modelo fabricado por la firma francesa Dassault que puede albergar a una decena de pasajeros en su interior. El coste del alquiler de este tipo de aviones alcanza los 10.000 euros por cada hora de vuelo, con bonos de 25 horas cercanos a los 250.000 euros. Para viajes puntuales, como puede ser uno de Madrid a Valencia, el precio ronda los 11.500 euros.

Ya en 2011 la formación de la calle Génova alquiló una aeronave privada para aquellos actos electorales en los que se hacía imprescindible la presencia de Mariano Rajoy, como el que hoy ha acogido el coso de la calle Xàtiva.

El jefe del Ejecutivo tenía hoy una agenda apretada. Por la mañana estuvo de visita en Logroño y a las 13.00 horas visitó junto a Pedro Sanz, el líder popular en La Rioja, una empresa de mecanizaciones aeronáuticas ubicada en Agoncillo, en la provincia riojana. Desde allí se trasladó hasta la capital del Túria, a una distancia de 501 kilómetros, con la ayuda de los potentes motores del Falcon 2000. No quería retrasarse en su encuentro con los militantes y simpatizantes valencianos.

Desde su accidente con un helicóptero en Móstoles en el año 2005, Mariano Rajoy prefiere utilizar el transporte terrrestre, bien por carretera o por vía ferroviaria, para asistir a los actos de partido. No obstante, en casos como el de hoy, en los que las conexiones no son óptimas, se muestra proclive a viajar por aire. Sin embargo, en lugar de emplear una línea regular y uno de la decena de vuelos que unen las terminales de Manises y Barajas cada día, Rajoy ha preferido esta vez echar mano del jet privado.

Así lo hizo durante la campaña electoral de hace cuatro años. Entonces el presidente del Gobierno se vio obligado a volar desde la ciudad de Málaga hasta la de Melilla para poder llegar a tiempo a un mitin del PP.