La sanidad ha sido blanco de muchos de los recortes durante estos últimos cuatro años, algunos con firma del Gobierno central y otros acometidos por el ejecutivo valenciano. Los dos primeros años de legislatura trajeron las medidas más duras, muy contestadas dentro y fuera del ámbito sanitario, para dejar paso a una segunda etapa de legislatura más sosegada y en la que incluso se ha llegado a matizar alguna de estas decisiones.

Sin duda, la medida que más impacto ha causado a nivel sanitario ha sido el copago de los medicamentos por parte de los pensionistas, que entró en vigor en verano de 2012. Por vez primera los jubilados han tenido que hacer frente al pago de una parte de sus medicinas y la mayor parte de los trabajadores han visto cómo su aportación a los medicamentos aumentaba del 40 al 50%. Ese mismo verano terminó con otra de las medidas más controvertidas que a nivel sanitario se han tomado en España, la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes que están en situación irregular. Hasta 60.000 personas en la provincia se vieron privadas del derecho a recibir asistencia sanitaria pública y gratuita en los hospitales, salvo en casos de emergencia y cuando el paciente es un niño o una mujer embarazada. Dos años y medio después de esta exclusión, y con cientos de denuncias de ONGs por la falta de asistencia médica a los extranjeros, el Gobierno central ha decidido rectificar y ahora anuncia que a estas personas se les prestará asistencia médica en los centros de salud.

En el terreno de las infraestructuras, estos cuatro años han supuesto una travesía por el desierto. De la construcción de hasta nueve nuevos centros de salud para la provincia que se llegó a prometer al inicio de la legislatura, y que llegaron a estar incluidos en los presupuestos, poco queda. Tan solo el de Benalúa, en Alicante, será una realidad en breve. Nada queda de promesas como el tercer hospital para la ciudad de Alicante, que llegó a ser una promesa electoral del exalcalde Luis Díaz Alperi, o el segundo hospital para la saturada comarca de la Marina Baixa. También se han caído de la lista de prioridades de la Conselleria de Sanidad la creación de un centro de coordinación de emergencias en el Hospital General para dar servicio a toda la provincia -ahora está centralizado todo desde Valencia- o la puesta en marcha de un helipuerto en este centro sanitario, infraestructura que lleva años construida y sin uso.

Durante estos años de crisis también se han visto situaciones hasta ahora impensables en los hospitales, con el cierre de plantas bajo el argumento de que desciende el número de ingresos hospitalarios y la total congelación de las plantillas de médicos y enfermeros. Por vez primera también en estos años, los centros de salud han reducido su horario, cerrando por las tardes al público durante los meses de verano. Lo que la Conselleria Sanidad no ha conseguido eliminar en estos cuatro años ha sido su dependencia hacia el sector privado y en concreto del Plan de Choque. El programa que surgió hace casi 20 años como una medida provisional para eliminar las listas de espera en la sanidad pública derivando pacientes para ser operados en las clínicas privadas se ha perpetuado. Durante el verano de 2012 el entonces conseller de Sanidad, Luis Rosado, tuvo la tentativa de poner fin a dos décadas de plan de choque y decidió eliminar este programa de la noche a la mañana. Las consecuencias no tardaron en llegar en forma de listas de espera de miles de pacientes que esperaban meses para entrar a quirófano. Año y medio después, Sanidad tuvo que volver a tirar de las clínicas privadas, aunque en estos años también se ha hecho un mayor esfuerzo en abrir quirófanos por las tardes y en pagar a los médicos y enfermeros para que operen más fuera de su jornada ordinaria.

La legislatura que ahora finaliza también será recordada por los farmacéuticos de la Comunidad como la etapa de mayor enfrentamiento con la Conselleria de Sanidad a causa de los impagos. Meses sin cobrar que llevaron a una feroz huelga por parte de los boticarios y a un desabastecimiento de medicamentos en las farmacias que provocó un lamentable peregrinar de pacientes que iban de botica en botica buscando su medicina y una explicación a por qué ellos se convertían en las víctimas de una batalla económica