El líder del PP, Mariano Rajoy, apeló ayer a su mejora electoral para instar a la formación de un Gobierno encabezado por él, pero se encontró ya con la negativa de los partidos que pueden facilitarlo: el PSOE descartó incluso la abstención y Ciudadanos rechazó ayudarle en su objetivo. En el día después de las elecciones, los partidos se han reunido en sus sedes para analizar unos resultados que sólo dejan satisfechos, muy satisfechos, a los populares, pues Rajoy logró ayer 14 escaños más que los obtenidos el 20 de diciembre, hasta 137.

De los cuatro principales candidatos, sólo el líder del PP consiguió ayer una notable mejora respecto al 20D, unos 700.000 votos más, y a este resultado se aferra Rajoy para advertir a los partidos «moderados» de la «irresponsabilidad antológica» en la que incurrirían si obstruyen un Gobierno encabezado por él y llevasen al país a unas terceras elecciones.

El presidente en funciones, con todo, dialogará con las demás fuerzas tras el Consejo Europeo que mañana comenzará en Bruselas, lo que marcará una pausa política en España por el brexit. A su vuelta, la negociación reconquistará el terreno para intentar «hacer un Gobierno» estable cuanto antes, a ser posible a finales de julio.

Urge la tarea en opinión de Rajoy porque no es poco lo que hay que gestionar: la recuperación económica y el futuro de una UE sin el Reino Unido son dos de los retos. Sin embargo, las preferencias manifestadas en público por Rajoy han llegado sin éxito al PSOE y a Ciudadanos. En la dirección socialista prefieren ceder a Rajoy toda la presión, por lo que le han emplazado a iniciar el diálogo y a {ir contando». Albert Rivera, por su parte, tampoco quiere esa presión encima, pero a diferencia del PSOE, que se la deja a Rajoy, Ciudadanos la pone en la mesa de Pedro Sánchez.

Empezar por el PSOE

Rajoy advirtió ayer de que no va a renunciar a gobernar y consideró que se produciría una situación «verdaderamente grotesca» si las demás formaciones políticas no dejan formar gobierno a la que ha ganado, y con mejores resultados, las elecciones generales. Tras la reunión del Comité Ejecutivo de su partido, Rajoy compareció ante la prensa para explicar que abrirá su diálogo con las demás fuerzas políticas, empezando por el PSOE.

Si en la campaña electoral pidió que se concentrase el voto de los moderados en el PP, ayer el jefe del Ejecutivo en funciones tendió su mano a los «partidos moderados» para tratar de formar un gobierno estable. Advirtió de que «hay que hacer un gobierno y hacerlo ya», porque el país no puede pasarse, como tras los comicios de diciembre, otros seis meses en funciones cuando tienen que elaborarse los presupuestos o aprobarse leyes, y también porque el país tiene que afrontar en el exterior cuestiones como la de la salida del Reino Unido de la UE.

Ya en su exposición inicial, Rajoy subrayó la posición de fuerza con la que parte el PP tras las elecciones de ayer, y destacó que ahora aventaja en casi dos millones y medio y 52 escaños a la segunda fuerza política, el PSOE. Tras recordar también que su partido ha ganado en todas las comunidades excepto en Cataluña y País Vasco, Rajoy señaló que estos resultados «han avalado» la estrategia que defendió desde diciembre, la de «acatar el mandato de las urnas, admitir la necesidad de pactos, ofrecer al PSOE y a Ciudadanos la gran coalición y huir de la teatralización la política» que, en su opinión, han mostrado los demás.

Insistió Rajoy en que ahora, como antes, es «importante respetar lo que dice la gente» y por eso reclamó a todos que le permitan formar Ejecutivo. «Yo no voy a renunciar a gobernar», advirtió el líder del PP, quien además insistió en que prefiere la gran coalición para formar un gobierno «estable» durante cuatro años. Añadió, no obstante, que está «abierto a todas las fórmulas». Porque si la gran coalición no es posible, «habrá que gobernar igual», aceptando así un Ejecutivo en minoría, y no descartando, como admitió, pactar con los nacionalistas del PNV y con Coalición Canaria.

Y si hay quien como el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quiere mantener el veto sobre su persona, Rajoy señaló que sería «el primer dirigente de la historia» que ganando unas elecciones admite irse porque lo pidan quienes las han perdido. «Vamos a ver si somos serios y nos comportamos democráticamente», señaló el presidente del Gobierno en funciones, quien también quiso calmar las aguas de cara a una posible negociación. Así, aunque admitió que en campaña «todo el mundo ha dicho cosas de todo el mundo», consideró que tampoco ha sido una campaña «muy arisca» y pidió, en cualquier caso, «mirar al futuro».