El asalto a los cielos, el anunciado «sorpasso» de Unidos Podemos al PSOE, vaticinado durante la campaña y avanzado incluso ayer por la tarde en las encuestas a pie de urna, dio paso anoche a la gran decepción de la coalición liderada por Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en su intento por alcanzar la hegemonía del voto de izquierdas y convertirse en la gran alternativa para un gobierno de cambio. Por primera vez desde su fulgurante irrupción política en las europeas de 2014, Podemos no suma, se estabiliza como tercera fuerza e incluso un hipotético apoyo a los socialistas quedaría lejos de la mayoría suficiente para gobernar.

Con las expectativas podemitas disparadas, Íñigo Errejón avisaba en plena campaña de que en política dos más dos nunca suman cuatro. En el caso de la formación morada, la ecuación se ha resuelto con el mismo número de escaños, 71, alcanzados en los comicios de diciembre (69 más los 2 aportados por Izquierda Unida). El resultado arroja la pérdida de un 1.131.000 votos respecto al 20D, aunque se haya repetido victoria en Barcelona, Álava, Guipuzcoa y Tarragona y se haya sumado Vizcaya. La coalición ha empeorado los resultados que, por separado, habían obtenido Podemos e IU en los llamados «ayuntamientos del cambio», en los que han mejorado, sin embargo, el PP y el PSOE.

La decepción se apoderaba de los centenares de simpatizantes concentrados en la plaza del Reina Sofía. Conforme avanzaba el escrutinio, disminuía la intensidad y la frecuencia de los gritos de «sí se puede». A las 23.03 horas, desde el Teatro Goya, aplaudido por los miembros de su ejecutiva, comparecía con gesto serio y valoraciones muy escuetas Pablo Iglesias. El candidato a la Presidencia rehuyó pronunciar la palabra «fracaso», pero admitía que los resultados de las elecciones no son satisfactorios y no cumplen las expectativas que se habían marcado. Iglesias llamó a abrir una reflexión sobre el aumento del voto dirigido al bloque conservador.

El líder de Unidos Podemos reconoció que tenían unas expectativas diferentes, y aseguró que sería «sensato» que las distintas fuerzas progresistas comenzaran a dialogar «a partir de los espacios que les unen».

«Nos preocupa la pérdida de apoyo del bloque progresista. Lo que hemos en estos dos años es histórico pero esperábamos algo distinto esta noche. Es momento de reflexionar y de potenciar el diálogo entre fuerzas progresistas. La confluencia, más allá de los resultados, es el camino correcto. Creo que nos queda mucho futuro en este país. Vamos a seguir trabajando por llegar a ser la primera fuerza política de España», señaló.

Errejón: «Proceso irreversible»

Minutos antes de que compareciera Iglesias, era Íñigo Errejón quien confesaba que los resultados no eran «buenos» ni para la coalición «ni para España», y reconoció que tampoco eran los que esperaban. A pesar de la decepción, el director de campaña hizo hincapié en que estos comicios «lo único que hacen es retrasar un proceso de cambio político que comenzó en 2011 y que es irreversible». Eran las 0.27 cuando la comitiva llegaba a la Plaza del Reina Sofía donde todavía aguardaban centenares de simpatizantes. Bajo los acordes de un himno partisano italiano, la ejecutiva de la coalición saludó con el puño en alto a los presentes, y asimiló el fin de la inocencia de la formación arengando con un «nacimos para ganar y no para resistir».