"Hemos perdido claramente las elecciones". Así de rotundo se mostró el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba en su valoración de los resultados electorales. Rodeado de la militancia en la sede de Ferraz, un Rubalcaba visiblemente emocionado asumió la derrota en las urnas -110 diputados- pero insistió en que el PSOE ejercerá una oposición que defenderá "los servicios públicos universales, la igualdad entre hombres y mujeres y todas las libertades y derechos civiles". Asimismo, pidió al líder del partido y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que convoque "lo antes posible" un congreso federal para elegir a la nueva cúpula dirigente del PSOE.

De hecho, hoy se reúne el comité federal del PSOE, para analizar las consecuencias de una jornada electoral que arroja los peores resultados para los socialistas en la historia democrática de España.

Rubalcaba, en su corta intervención -leída y sin preguntas-, agregó: "Vamos a defender con todas nuestras fuerzas que la lucha contra la crisis no signifique un paso atrás en derechos que hemos conquistado". Posteri0rmente felicitó al líder del PP, Mariano Rajoy, por su victoria.

Las encuestas y los informes sociológicos del CIS llevaban meses anunciando que el desgaste del Ejecutivo de Zapatero por su gestión en la última legislatura, marcada a fuego por la crisis económica, acarrearía consecuencias electorales importantes para Pérez Rubalcaba, exministro del Interior y hombre de confianza del presidente.

Caen los feudos históricos

Aunque la campaña que ha llevado a cabo se ha centrado en movilizar al electorado más ideológico del PSOE, la losa de su participación en el Gobierno ha pesado más. El más que notable ascenso de Izquierda Unida, que vuelve a tener grupo propio en el Congreso, escenifica que el PSOE también ha sangrado por la izquierda.

Pero el golpe más doloroso para Ferraz se sitúa en Andalucía, donde el tradicional granero de votos socialista engorda esta vez al PP. Este resultado preocupa a la dirigencia del partido, ya que el próximo mes de marzo se celebran allí elecciones autonómicas. Perder Andalucía supondría la pérdida de la única esfera de poder territorial que le queda al PSOE.

En Cataluña, tradicional bastión socialista, CiU logra ser por primera vez la fuerza más votada en unas elecciones generales. De esta manera, el PSC afronta el próximo mes un congreso para elegir al nuevo líder del partido. La incógnita se centra en si Carme Chacón se hará con las riendas de la formación o lo hará Miquel Iceta.

De esta manera el PSOE liderado por Rubalcaba ha cosechado un 28,70% de los sufragios y 110 diputados. Una debacle histórica que supera a la etapa de Joaquín Almunia, cuyo 34% obtenido en las elecciones del año 2000 llevó a su dimisión como secretario general del partido. Por tanto, al efecto de la crisis se suma el voto de castigo y la abstención de aquellos que apostaron por Zapatero en 2008 para hacer retroceder al partido a niveles inferiores a los de de 1977, cuando obtuvo un 29,32% de apoyo y 118 diputados.