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a localidad de Sax se vistió ayer de gala para celebrar el día de San Blas, patrón del municipio y de las fiestas de Moros y Cristianos en las que la localidad se encuentra inmersa desde el pasado viernes. La Procesión de las Candelas por la mañana y, especialmente, la Bajada de San Blas desde su ermita llegada la tarde, concentraron de nuevo la atención de los festeros y vecinos durante la segunda jornada, que se saldó, como el día anterior, con una gran respuesta del público, motivada por la coincidencia de tan importantes actos con el fin de semana

La celebración de la Retreta la noche anterior no hizo mella en los ánimos de los festeros que optaron por madrugar para comenzar el día al son del toque de diana. Los alrededores de la iglesia de la Asunción comenzaron a llenarse alrededor de las 9 horas para dar comienzo a la santa misa que precedería al primero de los actos importantes del sábado: la Procesión de las Candelas. La otra gran protagonista de la jornada, la pólvora tuvo un papel destacado durante el acto, ya que el paso de la talla de la Virgen de la Candelaria por las calles de la localidad fue precedido y seguido de numerosos disparos de arcabucería que terminaron por despertar a los vecinos más rezagados. Al término del recorrido, la imagen volvió de nuevo a la iglesia parroquial para dar comienzo a la solemne bendición de las Candelas, un acto donde se pudo comprobar la devoción con que los festeros viven los actos actos religiosos en la multitud de caras visiblemente emocionadas que se podían observar durante la liturgia. Pasadas las dos de la tarde, los festeros acompañaron a sus capitanes y se dispusieron, como no podía ser de otro modo, a disfrutar de las abundantes comidas de hermandad en los diferentes cuartelillos repartidos por la población. Allí, en esos lugares de reunión que se abren una vez al año para compartir con los hermanos festeros, la actitud se relajó para reponer fuerzas antes del acto más importante y simbólico del día.

La llegada de la tarde se vivió con una emoción contenida y se podía palpar en el ambiente una cierta expectación por ver a San Blas saliendo de su reposo en la ermita que lleva su nombre para presidir, cono todos los honores, la fiesta que los sajeños le dedican cada año. En la plaza de San Blas, nombre de la pequeña explanada donde se asienta la ermita del santo, se concentraba, desde antes de las cinco de la tarde, cada vez un número mayor de vecinos para observar detenidamente la salida del patrón. La imagen bajó desde su ermita escoltada y portada, como es habitual, por los Amigos de San Blas, y seguida por buena parte del censo festero de la población, que previamente había efectuado el recorrido hasta el templo de la Asunción haciendo salvas con los arcabuces al igual que en los actos de por la mañana. La talla del santo fue llevada a hombros, justo a la hora en que la noche comenzaba a caer sobre la villa. Junto a ella, centenares de vecinos sajeños, devotos ellos también del santo patrón, no quisieron dejar de rendir su homenaje pese a no participar activamente como festeros, lo que se convierte en una muestra que sirve para ilustrar hasta donde puede llegar la admiración de un pueblo por su patrón.

Una vez llegado el santo a la iglesia de La Asunción, cuando el reloj se acercaba a las diez de la noche, se vivieron algunos de los momentos más emotivos de la jornada con la entrada de la imagen en el templo. Allí, los festeros, al grito de "¡Viva San Blas!" pusieron el broche de oro a una intensa y celebrada segunda jornada de Moros y Cristianos con una pequeña sonrisa entreabierta que recuerda que esto no ha hecho más que empezar. Aunque las buenas temperaturas acompañaron a los actos de la mañana, la entrada de la tarde propició una temprana huida del sol que hizo bajar ligeramente las temperaturas, constante que, aunque se mantuvo en las horas posteriores, no consiguió enfriar los ánimos de ninguno de los festeros.

Retirado el patrón en el que será su santuario hasta el próximo lunes, la fiesta se tornó desenfadada una vez más y fue cuando los festeros más incombustibles pudieron entregarse a los actos "extraoficiales" de la fiesta antes de retirarse hasta la jornada del domingo.

Además de los actos comunes a todas las comparsas que componen la fiesta, algunas también aprovechan los días de celebración para conmemorar efemérides propias. Es el caso, en esta ocasión de la comparsa de Cristianos, que quiso ayer rendir un homenaje a la festera Josefa Pérez Macia por sus 25 años dentro de la comparsa.