El periquito parlanchín de Elda ha fallecido esta mañana a los diez años y medio. Sus dueños, Pilar Juan y Ángel José Sanchiz, han comunicado la triste noticia indicando que: "Hoy se apagó para siempre la voz de nuestro periquito Darwin. Esta mañana voló para hablarle a los ángeles. Descanse en paz".

Darwing se hizo muy famoso en el año 2011 tras aparecer en varios programas de televisión porque, con apenas tres años, ya pronunciaba más de 50 palabras e hilvanaba 20 frases de carrerilla que combinaba al azar. Por ejemplo: «Me llamo Darwin», «soy muy guapo», «¡qué pasa tío!», «yo soy de Elda y tú de Petrer», «trampós apaga la luz», «mira que eres pesaíco», «Antoñito coge el arcabuz» «Antonia te quiero mucho ¿dónde estás?» y «ay que bonico». Pero su repertorio era mucho más amplio y tenía un apartado especial para tacos: «Tócate las pelotas», «cállate coño» y otros descalificativos de corte más cañero ya que Darwin no se caracterizaba, precisamente, por tener pelos en la lengua.

Uno de cada mil

Charra que te charra y no para de charrar. Desde que abría sus pequeños ojos, con los primeros rayos del sol, hasta que los cerraba, bien entrada la noche, Darwin no paraba de darle al pico. Aunque era un periquito, y no un loro, había nacido con un don especial que no logró desarrollar ninguno de sus cuatro hermanos, ni tampoco ninguno de los más de 500 periquitos que sus dueños, los eldenses Ángel José Sanchiz y Pilar Juan, habían criado desde al año 2001 hasta que nació Darwing en 2007.

Los expertos ya decían entonces que con la extraordinaria habilidad que tenía Darwin para memorizar, reproducir y combinar sonidos humanos sólo nace un ejemplar de cada mil. Tenía un plumaje verde oliva intenso, una carita amarilla y graciosa, pesaba 35 gramos y medía 19 centímetros.

Contaba su dueño en el reportaje que INFORMACIÓN publicó en mayo de 2011 que cuando su mujer y él no le prestaban mucha atención el pequeño parlanchín intentaba hacerse notar rápidamente. «Si hablamos de la lluvia se mete en nuestra conversación y dice: "hace frío, está lloviendo, coge el paraguas", o a lo mejor le da por preguntarte: "¿estás constipao?"». En otras ocasiones les pedía a gritos que lo sacaran de la jaula: "abre mi jaula payaso", y si lo hacían comentaba: «Hola pitufo, besitos» y lo agradecía mandando besos y riéndose a carcajada limpia.

Pero también había ocasiones en las que se ponía cabezón y no había manera de meterlo en la jaula porque quería posarse en la cabeza o en la mano de su dueño, o recorrer la casa revoloteando de un lado para otro, que eso le encantaba. «La verdad es que este Darwin es un fuera de serie», dice Ángel observándolo con admiración y admitiendo que les hace tanta compañía y le han cogido tanto cariño que no lo venderían «por nada del mundo».Superdotado

Sus criadores se percataron muy pronto de que el pájaro era «superdotado». Todo comenzó siendo apenas un bebé. Empezó Ángel a silbarle y a pronunciar el nombre de su esposa «Mari Pili, Mari Pili» y su reacción fue sorprendente ya que lo memorizó de inmediato y fue lo primero que se enseñó a decir. «Así que cada vez le iba enseñando nuevas palabras y nuevas frases, y él siempre ponía mucha atención. Se agarraba a la jaulita y lo miraba fijamente para escuchar lo que le decía porque estaba deseoso de aprender. Con un par de días de repetición le bastaba para recordar algo nuevo y luego ya no se le olvidaba nunca más.