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La autovía de Madrid, otra vez

La siniestralidad y los atascos se disparan en la A-31 por falta de inversiones para mejorar una carretera que soporta más de 60.000 vehículos diarios

Los atascos en la autovía de Madrid se suceden en las operaciones salida de los periodos vacacionales.

Accidentes, colas, incendios, retenciones y atascos se han convertido, por desgracia, en una imagen bastante habitual en la autovía de Alicante-Madrid a su paso por las comarcas del Alto y Medio Vinalopó.

Esta semana la peligrosa y saturada A-31 ha llegado a registrar, en un solo día, tres accidentes por alcance con un balance de nueve vehículos siniestrados y seis heridos de carácter no grave. Fue concretamente el pasado miércoles en un intervalo de once horas -de las 8.35 a las 19.05 horas- y en los términos municipales de Elda y Monforte del Cid. Percances que volvieron a generar colas kilométricas en ambos sentidos de la circulación con los consiguientes retrasos, riesgos, pérdidas económicas y despliegue de medios sanitarios, Guardia Civil de Tráfico, Policía Local de apoyo, personal de Mantenimiento de Carreteras y bomberos del Área Operativa del Vinalopó en caso de ser necesario rescatar a los atrapados.

Tres nuevos siniestros en la autovía a los que en el último mes hay que añadir el incendio de un camión en el término de Novelda, cuando transportaba 22.000 kilos del peligroso nitrato amónico, y la salida de vía de un turismo en la entrada a Villena con una persona herida leve. Pero, en lo que va de abril, el trazado de la A-31 por Petrer se ha llevado la peor parte con el atropello mortal de un joven de 16 años; la salida de vía de un tráiler, que dejó al conductor herido grave debiendo ser excarcelado por los bomberos y, más recientemente, la colisión de un turismo contra un camión de residuos.

Es el negro balance vial al que contribuye la carencia de inversiones importantes en las últimas décadas para mejorar la seguridad de la autovía, un trazado sinuoso heredado de la antigua carretera nacional y el aumento del tráfico con una intensidad media diaria que supera los 60.000 vehículos, y de los que 6.500 son camiones. Así que, cada mes, los bomberos de los Parques de Elda y Villena tienen que realizar, por término medio, entre dos y tres intervenciones de rescate de heridos en siniestros.

Está en juego la seguridad al volante de las 700.000 personas de las tres comarcas por las que cruza la A-31 -Alto y Medio Vinalopó y l' Alacantí- cuya vida gira entorno a esta infraestructura. Cualquier accidente, percance o siniestro provoca largas colas y grandes atascos en distancia y tiempo, que son una barrera para quienes tienen que circular habitualmente por la A-31 en sus desplazamientos a otras poblaciones o Alicante capital. Y al problema de la seguridad se le une el de la competitividad de las numerosas empresas ubicadas en los distintos polígonos industriales del Medio Vinalopó y l'Alacantí, e incluso de l'Alcoià y Elche, que tienen como única salida hacia Madrid esta complicada carretera, que también es esencial para garantizar la vertebración intracomarcal.

Pero adecuar la A-31 también repercutiría muy positivamente en las empresas y en los profesionales de la provincia, al no retrasar envíos ni recepciones, llegar con puntualidad a los lugares de trabajo y mejorar la comunicación entre el interior y la costa. Sin embargo, la reivindicación de una mejora necesaria en esta olvidada autovía de primera generación se prolonga ya demasiados años.

Los ciudadanos de estas comarcas han visto pasar anuncios de inversión que finalmente no se han realizado. El último fue en 2006, cuando el Gobierno socialista anunció una profunda remodelación. Se prometieron cerca de 29 millones de euros para ajustar el trazado y construir el tercer carril en los conflictivos kilómetros 199,200 y 205. Pero todo quedó en nada y la A-31 volverá a ser noticia la próxima semana otra vez.

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