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Vicente Jover: «En 2050 casi la mitad de la población acudirá a consultas por alergias»

Se cumplen 30 años de la sección de Alergología, una unidad reconocida como mejor servicio y referente en investigación a nivel internacional

Vicente Jover: «En 2050 la mitad de la población acudirá a consultas por alergias» Áxel Álvarez

Natural de Algueña, Vicente Jover es un gran impulsor de que hospital y atención primaria sean vasos comunicantes por el bien del paciente. Numerosas publicaciones de prestigio avalan también el trabajo investigador de este facultativo y de su equipo, que en 2013 consiguió que se creara en Elda la Unidad de Alergología, con lo que se logró duplicar el espacio para esta especialidad con una extensa cartera de servicios que nada tiene que envidiar a otros centros de mayor rango. Se calcula que el 30% de la población presenta algún tipo de alergia. Y va a ir a más.

Y llegó la primavera. ¿Qué episodios de alergia podemos esperar? ¿Qué tipo de personas alérgicas podrían sufrir más?

Siempre relacionamos la alergia a pólenes con la primavera, pero en nuestra área de salud influyen otros pólenes con mayor relevancia clínica, como son las cupresáceas y malezas tipo chenopodiaceas o «barrilla pinchosa», que ocasionan síntomas respiratorios: picor de ojos y nariz, lagrimeo, secreción líquida y clara, estornudos y, en algunos pacientes, además tos seca, pitidos y dolores en el pecho al respirar, en época invernal por ciprés, y en época estival, sobre todo desde finales de agosto a mitad de octubre, por chenopodiaceas. Es evidente que la sensibilización a polen de olivo también tiene importancia en nuestra zona, manifestándose los síntomas en personas alérgicas entre los meses de mayo a junio, a diferencia de las gramíneas, que no tienen tanta repercusión clínica como en el centro del país.

Usted comenta que cada vez están aumentando los casos de alergias relacionadas con el ciprés. ¿A qué se debe esto?

Durante la última década estamos observando una mayor prevalencia de alérgicos a pólenes de cupresáceas, plantas muy usadas en jardinería, símbolo en cementerios y cada vez más frecuente utilizadas como árbol ornamental en urbanizaciones, que han hecho incrementar las polinosis en época invernal, especialmente entre los jóvenes y más en ciudades. Los inviernos mas suaves de los últimos años con mas días secos y soleados han favorecido el aumento de sus niveles al igual que otras especies alergénicas. Es importante no confundir sus síntomas (pueden durar de 4 a 6 semanas con una intensidad variable ) con los del catarro típico invernal que dura menos (5-7 días) y se asocian a bloqueo nasal, con a veces fiebre, malestar general y dolor de garganta. En nuestra área de influencia se ha llegado a coleccionar cerca de 900 granos por metro los primeros días de marzo, que es muchísimo.

¿Qué consejos deben seguir las personas alérgicas a pólenes de cara al cambio de estación?

Una vez identificada la alergia por el especialista recibirá una serie de recomendaciones para tratar de disminuir su exposición como: acudir a zonas marítimas o playas, usar gafas, ventanillas del coche cerradas, intentar no salir de casa los días de mucho aire, e intentar conocer, en caso de viajes, el recuento de pólenes de las distintas zonas geográficas. También pueden hacer uso de antihistamínicos y corticoides tópicos nasales si no existe mejoría, siempre según criterio de su médico. Y por último, una vez identificada la causa, existen vacunas contra alérgenos o inmunoterapia específica durante un periodo de 3 a 5 años, cuando no se controle con el tratamiento, con el fin de disminuir o eliminar la sensibilidad.

¿Qué porcentaje de personas aproximadamente no saben que son alérgicas?

Aunque no existen datos concretos, se estima que aproximadamente un 20% de la población no acude a su médico o bien no son derivados al alergólogo, posiblemente porque sus síntomas son leves, especialmente los respiratorios, pero también los posibles alérgicos a alimentos, o han presentado alguna reacción adversa a fármacos hace años o no recuerdan el fármaco responsable, etcétera y no consultan por ello. Sería conveniente conocer a qué es alérgica una persona con el fin de establecer las medidas de prevención y evitar cuadros más graves, como la anafilaxia. En nuestra área de salud y según un estudio reciente de nuestro compañero el doctor Ramón Rodríguez esto último afecta a 150 personas al año. Las causas más frecuentes son los medicamentos, alimentos y picadura de los insectos.

¿Nota usted intrusismo por parte de otros galenos en esta especialidad?¿Cree que la alergología no tiene la importancia que se merece dentro y fuera del ámbito médico?

Lamentamos que en los tiempos actuales haya cierto intrusismo profesional que hace desprestigiar nuestra especialidad en el sistema público de salud, además del engaño y la falta de confianza en los propios pacientes. En la actualidad, existen algunos hospitales que aún no disponen de unidades de Alergología. Entre nuestros compañeros médicos sí observamos mayor sensibilidad e interrelación profesional, aunque sí sería interesante que algunas especialidades médicas, especialmente los MIR de Medicina Familiar, hicieran un rotatorio con el fin de conocer el funcionamiento de una unidad de Alergia, y más si tenemos en cuenta que en 2050 se estima que cerca de la mitad de la población consultará por algún trastorno alérgico.

¿Cómo es hacer investigación en este país al tiempo que se pasa consulta y se coordina a un equipo en un hospital público?

Los que tenemos la suerte de trabajar en el sistema público de salud español, uno de los mejores del mundo, nos permite disponer de los mejores medios para diagnosticar e investigar en este tipo de patologías. En general, la investigación alergológica en nuestro país está muy bien considerada dentro del ámbito internacional, aunque necesitaría un mayor reconocimiento en nuestro país. En nuestro hospital disponemos de una unidad de investigación. La verdad es que los alergólogos que componemos la unidad, junto a la ayuda inestimable del personal de Enfermería, estamos muy involucrados en la faceta de docencia e investigación, a pesar de trabajar en un hospital pequeño con gran presión asistencial. Siempre he creído que podemos ser los mejores y no desentonar con otros hospitales de mayor rango, aunque esto signifique ciertos sacrificios personales. Pero si queremos aportar avances e investigar en beneficio de los pacientes hay que hacerlo, y sobre todo si te gusta tu profesión como es mi caso. Haría falta un mayor reconocimiento por los nuevos hallazgos que desde un hospital pequeño realizamos día a día.

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