Durante meses, María Jesús M. C., Maje, la enfermera encarcelada por su presunta implicación en el asesinato de su marido, el ingeniero de Novelda Antonio Navarro, trató de convencer a otro de sus amantes, Tomás, de que solo podría ser feliz si su esposo desaparecía. Así ha quedado reflejado en la amplia declaración que este hombre, que tampoco sabía nada del resto de amantes de Maje y que vivió engañado durante casi dos años, ha prestado ante el grupo de Homicidios y que ya ha sido entregada en el Juzgado de Instrucción número 14 de València.

Según la información a la que ha tenido acceso INFORMACIÓN el examante ha desgranado a preguntas de la Policía cómo la enfermera le mintió durante meses, a través de conversaciones en persona, pero también con decenas de mensajes de móvil, haciéndole creer que era víctima de maltrato por parte de su marido del que solo podría salir una vez Antonio muriese.

El clima de asfixia que llegó a generar en Tomás queda patente en una de esas largas e insistentes conversaciones de mensajería, durante la cual él llegó a escribir en un arrebato «yo a ese lo mato». Pero, claramente, no era su intención sino el desahogo ante lo que creía el desespero de Maje. De hecho, a continuación, el hombre escribió: «Estoy contigo al 200%. Vamos y lo denunciamos. Yo te acompaño y voy a estar a tu lado». El derrotero había cambiado. Maje ya no contestó.

La declaración de este testigo puede dar un giro crucial en la investigación, porque serviría para acreditar que la acusada ya trató de inducir en al menos otro de sus amantes la idea del asesinato de Antonio. Una suerte de patrón que, supuestamente, sí habría funcionado con Salvador R. L., a quien también había convencido de que su marido la maltrataba y de que su matrimonio la estaba asfixiando.

Un cáncer inexistente

Ese episodio se produjo en junio, dos meses después de que la relación con Tomás entrase en declive por la fuerte resistencia de ella a divorciarse. Aún así, siguieron teniendo encuentros hasta el otoño siguiente.

Maje había conocido a Tomás en València mucho tiempo antes de su boda con Antonio, celebrada en septiembre de 2016. Simultaneó, sin que lo supieran ninguno de ellos, esas dos relaciones y la de Salva. Apenas un par de meses antes de la boda, Antonio interceptó un mensaje y su entonces aún novia le confesó que había tenido lo que ella llamó un desliz. Antonio suspendió la boda, pero un mes antes de la celebración, según la familia de la víctima, ella le convenció de que se casaran. Y lo hicieron. El 3 de septiembre de 2016.

A Antonio y a Salva, según consta en el sumario, les persuadió de que su historia con Tomás había terminado, pero ahora éste ha revelado que eso no fue así. Ni mucho menos. En su comparecencia ante el grupo de Homicidios, celebrada el pasado lunes, Tomás relató que conocía la existencia de Antonio desde el principio, pero no que hubiera planes de boda. Cuando decidió contárselo, ella le aseguró que acudía al altar obligada por Antonio y su familia -el mismo argumento que utilizaría con Salva- y apiadada porque, según ella, su futuro esposo tenía cáncer.

Así logró salvar la relación con Tomás, quien incluso llegó a estar convencido del buen corazón de la mujer de la que estaba enamorado. Y, según se desprende de la declaración, fue ese amor por ella lo que le llevó a estar profundamente preocupado por el bienestar de Maje en los meses siguientes, cuando ella se le presentaba cada vez más como una mujer destrozada y hundida por un marido maltratador que no veía salida a esa situación. Pero en Tomás no germinó la idea del asesinato.

Según su testimonio, vista la negativa rotunda de ella a romper su matrimonio, la relación entre ambos comenzó a enfriarse después de que la solución de Tomás se quedase en anunciarle a Maje que estaba dispuesto a esperar ese fatal desenlace de la enfermedad de Antonio que ella le llegó a anunciar como muy próximo en el tiempo.

El mensaje de la muerte

Y llegó agosto. El día 16, Tomás recibió un mensaje de su amante en el que ella le informaba de la muerte de Antonio. No le habló del asesinato. Eso sería días más tarde.

Al conocer el fallecimiento del marido, que él achacó, según afirma ante la Policía, al supuesto cáncer, le ofreció todo su apoyo y su ayuda. También cuando, a los pocos días, le matizó que, en realidad, Antonio había sido asesinado. Tomás, según su testimonio, no sólo no ató cabos en ese momento, sino que siguió viéndola hasta bien entrado el otoño, completamente ignorante de la trama homicida que no descubrió hasta el pasado 10 de enero.

Ese día, no sólo fue el último que cruzó mensajes con ella a primera hora de la mañana, sino que fue el día en la Policía la detuvo, a las 10.45 horas a la puerta de la vivienda del que entonces parecía su pareja oficial, Jose, bajo la acusación de haber participado, presuntamente, en la planificación y ejecución del asesinato de su marido el 16 de agosto de 2017 como inductora y cooperadora necesaria.