La implicación de los dos detenidos por el crimen viene marcada por el devenir de la relación de ambos a lo largo de más de dos años. De las diligencias se desprende que las motivaciones que empujaron, supuestamente, a ambos a idear y ejecutar el asesinato derivan de los cambios de roles que se pueden observar a través de sus declaraciones en la Policía Nacional.

Si bien al comienzo de la relación, por septiembre de 2015, en las cartas que Maje le escribía a Salva se puede entrever a una mujer enamorada ydeslumbrada por su compañero de trabajo, 20 años mayor que ella, a partir de mayo de 2017 empieza a comportarse «más fríamente con él», según recoge la Policía. Esto coincide con el momento en el que inició la relación con Jose.

La inversión de papeles llega hasta tal punto que Maje declara ante Homicidios en el momento de su arresto que ha mantenido relaciones sexuales con él pero «solo sexo oral porque a ella no le atrae físicamente». El distanciamiento que ella mostró en esa época provocó, al parecer, la inquietud de Salva, quien si bien al comienzo de la relación, según se desprende de las misivas que le fueron requisadas, parecía adoptar una posición de superioridad en la pareja, pasa a mostrarse sumiso y dispuesto a cumplir todos los requerimientos de Maje, porque «quiere que ella sea feliz», argumento que esgrimió cuando fue preguntado por la Policía sobre el motivo que le llevó a asesinar a Antonio.

Mientras, Maje mantenía la relación con Salva con poca intensidad pero sin cortarla, posiblemente para evitar un estallido que podía llevarla a la cárcel.

Según se puede apreciar en las conversaciones telefónicas grabadas, el auxiliar de enfermería, mostró cierta desesperación al conocer la existencia de Jose. De hecho, en las conversaciones, como recoge la jefa de Homicidios en sus conclusiones Salva «llega a rozar el ridículo», como cuando incluso se ofrece a llevar a Maje y a su nuevo amante al aeropuerto para que se vayan de viaje a Italia.

Esa frialdad mostrada por la viuda en estos últimos meses también ha llevado a la Policía a concluir que ella actuó, sobre todo, por motivos económicos -ya había cobrado cuatro mensualidades de 1.100 euros de su pensión de viudedad al ser detenida-, pero además por el «ansia de libertad» de vivir para «hacer lo que quiero», como no se cansa de repetirle a su amiga y a su propia madre, las dos personas con las que más confiada se muestra.