El profesor de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y sajeño de adopción Ignacio Gómez Lucas logró anoche, con un brillante pregón, envolver al pueblo de Sax con el «halo mágico» que siempre aparece en febrero durante las fiestas de Moros y Cristianos. «Un halo mágico que atrapa los sentimientos permitiendo crear un espacio, una burbuja ajena al mundo exterior, en el que compartir ilusiones, festejos lúdicos y religiosos, amistad, alegrías, nervios y, en definitiva, tradiciones», destacó el director del Departamento de Agroquímica y Medio Ambiente pregonando «lo extraordinarias que son las tradicionales fiestas en honor a San Blas», invitando «a vivirlas y a sentirlas con orgullo», y elogiando ese «espíritu sajeño de compartirlas con quien nos visite».

El Teatro Cervantes estaba lleno y la expectación era grande. El hecho de no haber nacido en Sax pero, al mismo tiempo, de estar integrado en la fiesta, le ofrece a Gómez Lucas una perspectiva particular que quiso transmitir. Es una celebración que «tiene importantes valores propios y diferenciadores, que la hace única y merecedora de perdurar en el tiempo», eso dijo con acreditado conocimiento de causa. De hecho, es miembro de la comparsa de Marruecos desde 1989, de la que ha sido capitán en 2001 con su cuñado Miguel Iborra, el exalcalde de Aspe, y en 2015 con sus sobrinos, hija y su mujer Rosario, que fue la primera Dama Infantil de los Marruecos en 1971 mientras su hija ostentó el mismo cargo en 2003 con los Alagoneses.

Para él el nombramiento de pregonero «es un compromiso con ser, nada más y nada menos, un sajeño más, porque cada uno de vosotros sois los mejores embajadores de vuestras propias fiestas, porque las sentís, las vivís e invitáis a los que se acercan a verlas y disfrutarlas, abriendo las puertas de vuestras casas y cuartelillos, de vuestros corazones y de vuestra forma de ser».

Pero Ignacio Gómez también hizo reír al auditorio relatando sus recuerdos y anécdotas con la Peña Los Caimanes y su pesado cañón. Y también relevó que su vinculación con la villa empezó sin darse cuenta porque su padre, músico militar de profesión, obtuvo en 1982 el primer premio del III Concurso de Música Festera Mayordomía de San Blas con el pasodoble «Castillo de Sax».

Su cuñado Miguel Iborra decía que «lo mejor de los pueblos son su gente». Y anoche Ignacio Gómez añadió que «lo mejor de la fiesta sois vosotros, los festeros, porque representáis, formáis y sois todo lo que la fiesta es, un engranaje que se mueve gracias, por y para vosotros». Y llegado a este punto apeló a «una tradición de la que hay que estar orgullosos y a la que hay que cuidar». Por eso remarcó que se anhela lo que no se tiene y se tiende a no valorar lo que se tiene. «No caer en el desánimo -enfatizó- que cada año de Fiestas de San Blas es único, porque cada año nosotros somos diferentes». La historia se repite y en los últimos días de enero siempre percibe al visitar la villa la actividad típica de las vísperas: calles adornadas, trasiego en los comercios, balcones engalanados, gente con encargos, avituallamiento de despensas y alacenas en casas y cuartelillos, paso de revista a los trajes y olor a pastas en los hornos.

Un pregón, en definitiva, en el que un «sajeño más» habló de lo que él ve y de cómo vive y siente las Fiestas de San Blas.