Menos de 48 horas después de que Salvador R. L., el auxiliar de enfermería que ha confesado el asesinato a cuchilladas del marido de su amante, el ingeniero noveldense Antonio Navarro Cerdán, entrase en la prisión de Picassent ya pudo disfrutar de su primera visita. Se trata de su mujer y de su hija. Ambas tramitaron el permiso para poder visitarle en la cárcel, donde mantuvieron un breve encuentro.

Según fuentes del entorno de Salvador, la mujer decidió acudir a prisión con su hija «porque aún no se cree que su marido haya sido capaz de cometer el asesinato que ha confesado».

De hecho, la esposa se mostró absolutamente sorprendida cuando se enteró de la detención de su marido y descubrió, acto seguido, que además llevaba años siéndole infiel, ya que se le acusaba de matar al marido de su amante, María Jesús M. C., Maje, enfermera como ella y compañera suya de trabajo -los tres estaban en el mismo hospital privado de València-.

Sin embargo, fue ella la que acudió a la policía, al día siguiente de la detención y del consiguiente registro en su domicilio, para hacer entrega de la mochila de su marido, que se había quedado en la casa y, sobre todo, de las cartas de amor, unas manuscritas y otras por ordenador, que Salva y Maje llevaban años cruzándose y que él guardaba como un tesoro en el único objeto que le acompañaba a todas partes: esa mochila.

De su lectura se desprende, sin ningún resquicio de duda, que se trataba de una relación sentimental y sexual que llevaba años en marcha, con pequeñas interrupciones como la boda de Maje con Antonio, que pone fin a la relación durante unos meses. Ante la ruptura, Salva le escribe: «Quiero que sepas que puedes contar conmigo para todo, vas a tener el mejor amigo que se pueda tener, para los buenos y los malos momentos, (que los habrá) y yo estaré ahí para ayudarte.(...) Te quiero, sí, como nunca he querido a nadie».

En otra de las misivas, también manuscrita (su letra es cada vez más desordenada) repite la idea: «Deseo tanto que seas feliz que haría cualquier cosa por ti. (...) Sigue siendo importante para mí que puedas seguir siendo libre, aunque sólo sea en tomar pequeñas decisiones (...), de ti depende únicamente. Mientras pueda, me gustaría ayudarte en (sic) que siga siendo así. Sé tú misma y disfruta de la vida».

En marzo de 2016, seis meses antes de la boda, ella le dedica una carta llena de pasión -INFORMACIÓN ha decidido omitir las frases más íntimas y personales por carecer de relevancia en el caso penal- que demuestra el tipo de relación que mantenían: «Con esta breve carta quiero decirte que te quiero, que te necesito, (...) que soy tuya y que prometo serte fiel porque no hay más que un hombre a tu lado». Apenas 17 meses después llegó el asesinato que ahora mantiene a ambos en prisión.