Hace 75 años, Pepito, el platanero, un vecino de Elda que regentaba un puesto de verdura en el mercado tuvo la ocurrencia de vestirse de contrabandista, con un traje de su tío Pepe de Villena y sacar a bailar en la hoguera de San Antón a la «yaya», una abuela que estaba acogida en el hospital municipal. Ahí empezaron las fiestas de Moros y Cristianos de Elda. Allí emergió la chispa. Ese el germen de las celebraciones más multitudinarias de la ciudad.

Ayer, Elda, en los tradicionales festejos de San Antón, revivió ese momento. El integrante del grupo de la Faltriquera, el contrabandista Isidro Juan y la directora de este grupo de danzas, Reme Soler, fueron los encargados de rememorar el baile, al tiempo que se leía una explicación sobre el inicio de la recuperación de los festejos de la media luna y la cruz. El grupo de la Faltriquera, con sus tradicionales blusas negras y pañuelos rojo o los trajes típicos de Elda con mantón de manila, flores en el pelo y falda a rayas de colores plisada, y la colla de San Antón son los que ponen el ritmo a esta ancestral fiesta.

Las celebraciones del 75 aniversario de los Moros y Cristianos serán en 2019. Desde el momento del baile hasta que las comparsas se organizaron y se formaron los desfiles pasaron años. En enero de 1944, salieron a la calle con trajes de otras comparsas y en 1945, las fiestas de Moros y Cristianos volvieron a las calles de Elda con las primeras comparsas ya que años antes habían desaparecido, dejando sólo algunos documentos escritos que hablaban de su existencia. Así, la danza fue el pistoletazo de una efemérides que llegará cargada de actos tanto lúdicos como culturales.

El baile del «Platanero y la yaya» marca el inició de los Moros y Cristianos del que es patrón San Antonio Abad. Pero, las fiestas y las danzas dedicadas al anacoreta son una de las tradiciones más antiguas que Elda ha conservado y mantenido a lo largo del tiempo, a pesar de pasar de ser un pueblo eminentemente agrícola a una poblada ciudad industrial. La ermita donde se guarda la imagen ocupa un solar contiguo a la antigua mezquita menor de la Elda medieval, que luego pasó a ser iglesia dedicada a Santa Catalina y San Antón.

Además de la importancia que cobraron las tradicionales danzas por esta conmemoración, los eldense celebraron, como marca la costumbre con un clima benévolo lejos de las frías noches de años anteriores, la fiesta a uno de los santos más venerados en la ciudad. Centenares de personas se congregaron anoche ante la ermita para recibir al santo anacoreta con el mismo cariño e ilusión que cuando en el mes de junio sale a recorrer las calles.

La presidenta de Mayordomía de San Antón, Liliana Capó, en la eucaristía, dio las gracias a numerosos colectivos que hacen posible la fiesta como los cuerpos de seguridad. Terminada la misa de campaña oficiada por el párroco de San Pascual y San José, el Santo salió de la ermita a hombros de los Moros Musulmanes y se procedió a la bendición de los animales y unos 4.000 panes.La campana no dejo de repicar mientras la imagen estuvo fuera de la ermita.

Con la hoguera en llamas, los Moros Musulmanes pasearon al santo por la calle de la Independencia. Y ya de vuelta, con el fuego ya consumiéndose, dieron las tres vueltas tradicionales a la hoguera al son de la composición «San Antón». La música de los pasodobles interpretada por la agrupación Santa Cecilia dio paso a las dulzainas y las danzas se adueñaron de la calle.

Un broche final a una noche en la que ya se podía respirar el ambiente festero que inundará la ciudad de Elda durante el próximo fin de semana.

Durante la proclamación de capitanes y abanderadas, que se realizará el domingo en la iglesia de Santa Ana, también se nombrará al nuevo embajador cristiano, Alberto Rodríguez López, de la comparsa de Contrabandistas. Y se le dirá adiós a Isidro Juan Gallardo, el que hasta ahora ha sido el emisario del bando de la cruz.