La visita a los belenes monumentales que se montan en los municipios del Alto y Medio Vinalopó es casi una obligación para los vecinos que disfrutan con la Navidad y sus tradiciones. De hecho, en Novelda. Uno de ellos es el de Parra al que se le da vida a través de un mecanismo que le dota de movimiento.

Las asociaciones de belenistas son los grandes motores para que el montaje de estas historias bíblicas perdure y se mantenga en muchos de los hogares. Incluso organizan concursos con el objetivo de motivar a quienes colocan metros y metros de poblados hebreos en miniatura. No faltan la burra, el buey, el Nacimiento y algunos pastores. Algunos siguen la tónica más clásica, al ser de carácter hebreo y otros, sin embargo, optan por darle un toque de modernidad. Son espacios donde el árbol de Navidad no ha destronado a la estrella sobre el portal de Belén.

En el caso de Villena, el monumental belén de la Casa de la Cultura que monta la Asociación de Belenistas es el más visto de la ciudad. Llega a recibir visitas de amantes de este tipo de formatos de poblaciones vecinas de Alicante y de Murcia. De once metros de longitud por cuatro de ancho, es de estilo hebreo a cielo abierto y cuenta con la recreación de un pueblo, una posada y un gran palacio de Herodes. Además, la exposición presenta otro Nacimiento donde con una alegoría a los Reyes Magos, que llegan a Villena cuajada de casas modernistas.

También en Elda, la costumbre de montar el Nacimiento se mantiene. Miles de vecinos se acercan hasta la exposición navideña que la Junta Mayor de Semana Santa dispone. Es un recorrido por los primeros años de Jesús, que comienza con la Anunciación. Paso a paso se relata desde que María conoció la noticia hasta la huida a Egipto de la Sagrada Familia. Así pasan de la austeridad de la vida rural israelí hasta la magnificencia de los palacios de los faraones.

Otra cita obligada es el belén de Francis Valero en la Plaza Mayor. El antiguo empleado de Banesto comenzó a realizarlo en el banco, cuando su casa se quedó pequeña para albergar a todas las figuritas y maquetas. Treinta años después, Valero sigue con la tradición. Uno de sus imprescindibles es el zapatero, con su cartel «Made in Elda». Unas 250 figuras a las que cada vez se suman más. Además le da un toque localista con una proyección de fotografías de cómo era Elda y sus gentes en los años 40,50 y 60 del siglo XX.

Por otra parte, los belenistas de Novelda han tardado cuatro meses en dar forma a su representación plástica. Un trabajo arduo en el que han mimado los pequeños detalles y en el que han introducido movimiento y música.