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La ruta de las catedrales industriales

El Instituto de Investigaciones Turísticas proyecta la creación de productos enlazados a los procesos fabriles y al patrimonio

La innovación en el proceso de fabricación del calzado es uno de los atractivos. Áxel álvarez

Hormigón y ladrillo. Complejos fabriles, viviendas de obreros, máquinas, industrias energéticas, telares son apreciados por un nuevo viajero que busca otras formas de viajar, de mirar, de disfrutar. Han cambiado las grandes catedrales y monumentos de las ciudades por las estructuras de las naves industriales de épocas como finales del siglo XIX y principios del XX.

Es una tendencia que está impulsando la conservación y promoción del valor turístico de los restos fabriles. Muchos de los edificios que han quedado prácticamente en ruinas pueden servir de albergues de máquinas y utensilios, que cuenten la vida de los obreros en los siglos pasados. Una iniciativa, que evitaría la pérdida de patrimonio industrial como la que tuvo que sufrir Elda hace unos meses con el derribo de la fábrica de Emérito Maestre, que se había convertido en un foco de insalubridad.

El instituto de investigaciones turísticas de la Universidad de Alicante (UA) anda inmerso en la creación de productos turísticos de las comarcas del Alto y Medio Vinalopó y en la Foia de Castalla. Su trabajo se dirige en dos direcciones. Por una parte, en la catalogación y puesta en valor de todo el patrimonio industrial de los siglos XIX y XX como harineras, fábricas de luz o licoreras. Por otra, buscan industrias, en pleno funcionamiento, que muestren a los turistas el proceso de producción del calzado, las persianas, los juguetes o las muñecas.

La directora del proyecto y coordinadora de la Sede Universitaria de Elda, Charo Navalón, asegura que «este tipo de turismo lleva años funcionando en Europa, y en el norte de España, País Vasco, Cataluña o Asturias». Es una alternativa al de sol y playa y también un complemento.

La Agencia Valenciana de Turismo (AVT) es la que le ha encargado el proyecto a la UA. Pretenden establecer productos turísticos que dinamicen la zona como se está haciendo con la ruta del vino. Una iniciativa que se incluiría en este concepto.

Tras seis meses de establecer las bases y las estrategias a seguir, ahora el programa empieza a coger fuerzas con las visitas que se están realizando a los diferentes ayuntamientos con el fin de detallar los recursos e implicar a los gobernantes municipales en él. Por otra parte, se están fomentado propuestas formativas para habilitar a los profesionales del sector en este tipo de conceptos turísticos que se desean implantar.

En estas comarcas, en la actualidad, hay atisbos de estas propuestas de turismo industrial como la visita de una fábrica de juguetes tras ver el museo de la muñeca en Onil, las que se proyectan, puntualmente en almazaras, o la del Día 37 de Elda y Petrer. Esta última se ha enfocado a turismo de compras pero está en embrión aderezar la ruta por los outlet zapateros con recorridos por el interior de las fábricas.

En este sentido, la universidad va a allá y sabe que para qué este turismo se convierta en una alternativa económica debe engarzarse con productos gastronómicos y culturales. La idea es plantear una oferta unificada de calidad organizada y especializada

La tradición industrial de las ciudades de estas comarcas es innegable. Y su puesta en valor beneficia la imagen de las ciudades y de las marcas. Navalón insiste en que «generan una marca del territorio, de calidad y de innovación». Además es una oportunidad de crear una desarrollo económico alternativo.

Más de un millón de personas apuestan cada año para aprovechar sus vacaciones para visitar el extenso legado fabril de Cataluña Global La Xatic, la entidad que aglutina al sector. Con la llegada de turistas a la Costa Blanca, aprovechar el patrimonio de industrial del interior es imprescindible.

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