Espectacular y desconocida. Así es la Casa Torregrosa i Seller de Novelda que ayer abrió sus puertas al público, por vez primera en sus cien años de historia, para mostrar un «tesoro» oculto de la arquitectura modernista tardía con reminiscencias islámicas.
La vivienda, sita en el número 12 de la calle San Roque, fue mandada construir en la década de 1920 por Antonio Torregrosa i Seller, un comerciante de padres noveldenses nacido en Orán que hizo fortuna con la exportación de especias y almendras.
Siendo mozo regresó a Novelda y se casó con Felicia, con la que tuvo nueve hijos aunque tres fallecieron a edad temprana. Su trabajo le obligaba a viajar por todo el mundo y pasaba largas temporadas alejado de su familia, por la que sentía adoración. Así que, como presente de amor hacia su esposa y sus hijos, mandó edificar, sobre el solar que ocupaba la antigua casa de su padre José Torregrosa, un pequeño palacete de decoración alegre, vitalista y con influencias artísticas del norte de África donde pasó su infancia.
Hace siete años que la vivienda está deshabitada. Pero ayer los herederos accedieron a que alrededor de 120 personas de Novelda, de pueblos vecinos e incluso holandeses, pudieran quedar embelesadas mientras recorrían todas sus dependencias. Para ello se realizaron seis visitas guiadas, de las 9 a las 14 horas, que desbordaron las previsiones de la concejalía de Turismo, el Estudio de Arquitectos Pastor y González y los guías oficiales de la empresa BlueMed Tours & Events. Gracias al interés romántico de todos ellos, y a la predisposición de la hija pequeña de Antonio y Felicia -que reside en Elda y tiene 84 años- se ha podido poner en valor el patrimonio arquitectónico y artístico de un edificio único, que también guarda mucha historia entre sus paredes.
