Habilitar la zona azul en las calles que rodean al mercado de abastos no va a solucionar la pérdida de clientela. Es lo que mantiene Rubén Pellín. A su juicio el problema es la «falta de competitividad» frente a los supermercados de la ciudad y los centros comerciales de otros municipios. «Los clientes que solemos acudir por tradición al mercado somos, precisamente, los vecinos de los barrios aledaños», explica Pellín. Por eso le resulta ahora paradójico que sean ellos quienes tengan que «padecer» los inconvenientes de la zona azul.