El crimen de Rabosa ha conmocionado a la población de Petrer, donde ocurrió el violento suceso en la madrugada del sábado, y también a la de Elda, la localidad natal de la víctima y de su conocida familia. La investigación sigue bajo secreto de sumario pero este diario ha podido recabar algunos detalles que ayudarían a reconstruir el ataque que acabó con la vida de Fernando Millán Chocero, de 57 años de edad y gerente, desde hace más de diez, del restaurante del parque de montaña «Daniel Esteve» que el Centro Excursionista Eldense posee en Rabosa.

El autor o autores -se sospecha que fue uno solo- planificó perfectamente el ataque e, incluso, pudo haber vigilado previamente los movimientos de la víctima. De hecho sabía que acudiría al bar sobre las seis y media de la mañana solo y en su coche. También era conocedor de que tendría que detener el turismo y bajarse del mismo para abrir los pivotes que impiden el paso de vehículos al recóndito paraje natural. El asesino aguardaría su llegada, desde antes del amanecer y en plena oscuridad, escondido en el ribazo situado junto a los primeros pivotes de acceso a Rabosa. Desde allí, según ha podido saber este diario por fuentes cercanas a la familia, le lanzó supuestamente a la víctima una piedra de gran tamaño. El primer impacto le produjo una fractura en la pierna y el autor bajaría rápidamente del ribazo para golpearle la cabeza con la misma piedra, que se encontraba ensangrentada junto al cadáver cuando la empleada del bar llegó al lugar en su coche sobre las siete y media de la mañana. Fue ella quien llamó por teléfono para pedir ayuda. Pero el personal médico del Samu no pudo más que certificar la muerte.

Aunque las investigaciones de la Policía Nacional siguen su curso todo apunta a que el ataque fue estudiado al detalle y el autor actuó con nocturnidad, alevosía y un probable ánimo vengativo. De hecho, el fallecido había recibido amenazas en los últimos meses por desavenencias en el ámbito laboral. El funeral tendrá lugar esta mañana pero desde el domingo se están colocando ramos de flores en el lugar donde murió, y donde puede leerse sobre el asfalto el mensaje: «Nunca te olvidaremos».