Elda

La Asociación Contra la Ceguera Internacional (ACCI) se dispone a afrontar su última expedición humanitaria a Togo, la número 16.

El próximo 7 de octubre partirán con destino África los miembros de esta ONG de Elda con la misma ilusión que la primera vez. O quizá con más ilusión al tratarse de su última aventura togoleña. Una despedida motivada porque Dapaong cuenta, por fin, con un oftalmólogo que puede cubrir las necesidades de la población en esta especialidad médica. Así que los componentes de ACCI ya están pensando para el próximo año en nuevos retos sanitarios y solidarios en otras zonas deprimidas de África como, por ejemplo, Burkina o Benin.

Pero, de momento, del 7 al 14 de octubre los 26 voluntarios de la ONG estarán en Togo y podrán comprobar si el trabajo de todo un año ha sido eficaz, y si han conseguido superar las tremendas dificultades logísticas que siempre supone un viaje de esta magnitud.

De hecho, las toneladas de material óptico, médico y quirúrgico necesarias para la labor oftalmológica se complementan con grandes cantidades de materiales solidarios como libretas, rotuladores, pinturas, sacapuntas, lápices, tizas, bolis, ropa, zapatos y juguetes destinados a los escolares.

Una vez en la zona, y durante cinco agotadoras jornadas, el grupo intentará aportar un poco de luz a una población muy necesitada en todos los sentidos. Gentes muy pobres que confían en ACCI después de tantos años llenando las consultas de pacientes deseosos de resolver sus problemas visuales, y también de otros muchos que acuden agradecidos a revisión después de varios años con su ceguera resuelta en alguna de las anteriores expediciones. Pero en «el año del adiós» ACCI quiere dejar un buen recuerdo en Togo y su presidente, el doctor Pablo Vélez, ha destacado la ayuda que la ONG de Elda va a proporcionar para financiar la construcción de una escuela infantil con tres aulas y dotación de material durante dos años; la aportación de 40 camas hidráulicas para el Hospital de Kouandé de Benin; juguetes nuevos para una ludoteca de Dapaong gestionada por monjas españolas y material escolar para una guardería de Ouagadogou. Una gran despedida.