La Retreta es el acto dedicado a la crítica, a la diversión pura y al trasvase de festeros sin importar de que comparsa son. Con los años se ha convertido en un desfile de carnaval. Pero todavía existen grupos que mantienen la esencia de la Retreta y que cuenta con nombres propios.

Los Frankis son cinco y cada año, el día 7 en la Retreta, se colocan en la esquina entre la calle Corredera y Joaquín María López, que toda Villena conoce como la de la Jijonenca y que es el centro neurálgico del desfile. Son casi una parada obligatoria para quienes transitan en el desfile y fuera de él. Además del saludo, cuando se acercan los Frankis, hay un momento para la fotografía.

Este grupo empezó hace más de 10 años a fotografiarse con los festeros y en su haber cuentan con más de 7.000 fotografías. En este computo no cifran las realizadas con otras cámaras que no son las suyas y que también se pueden contar con miles.

Los Frankis se han convertido en una institución en la Retreta de Villena. Parece que fue ayer cuando decidieron disfrazarse de «Frankensteins» y participar en la Retreta fuera del desfile. Y desde aquel 1989 han pasado 28 años. Se plantaron como veinteañeros y algunos de ellos solteros en la Corredera y ahora, no sólo peinan canas sino que alguno es abuelo.

Uno de sus secretos es guardar con celo el anonimato. Y a pesar de que cada año más vecinos de Villena saben quienes están debajo de las caretas, uno comenta que «me llama la atención que algunas de las personas que se acercan cada año a hacerse una fotografía con nosotros nos pregunten quienes somos».

En la esquina de la Corredera esperan a que llegue el coche de la Policía Local, que abre paso. La foto es obligatoria con los agentes de la autoridad que se presentan encantados en una noche donde el humor y la diversión facilita que se traspasen los límites del protocolo más férreo.

Los grupos de Retreta que por allí pasan, los cargos festeros y los músicos, muchos de ellos fans de los Frankis, están casi obligados al ritual de este grupo festero. Tras el paso de las farolas de las catorce comparsas, los Frankis se suman al desfile con la comparsa Cristianos.

Centenares de anécdotas guardan los Frankis de sus 28 años de historia. Con los niños llevan cuidado a la hora de acercarse a ellos. Algunos corren despavoridos y otros al verlos rompen a llorar.

Por lo demás, la broma y la diversión está servida. «Nos permitimos ciertas licencias y aunque el traje te transforme sabemos dónde está el límite» indican.

De los Moros Nuevos

Los Frankis pertenecen a una escuadra de los Moros Nuevos que cada año optaba por disfrazarse y aparecer en la Retreta. Sin embargo a finales de los 80, la Junta Central de Fiestas quiso poner coto a los disfraces que salían en este acto y comenzó a pedir que los grupos enviaran el boceto de la crítica de la Retreta. Relatan que, en una reunión un 15 agosto en la comparsa de Moros Nuevos, el entonces presidente Vicente Rodes le dio la razón a la Junta Central de Fiestas en ese aspecto. Y acto seguido comentó que «lo que no puede ser es que cualquiera se disfrace de Frankenstein y salga en la Retreta». El año anterior fue el disfraz elegido por la escuadra y con el que habían salido en el informal acto.

Así que después de decidir que no presentarían boceto a la Junta Central, «le hicieron caso a Vicente Rodes y se pusieron otra vez el traje de Franki» y así 28 años de forma ininterrumpida. Empezaron tres y ahora ya son cinco, aunque en ocasiones cuentan con un familiar, que vive en Sevilla y se agrega a la cuadrilla.