La poca conciencia que todavía tienen las familias sobre la necesidad de mejorar la eficiencia energética en el hogar lleva aparejado un riesgo social importante. Entre otras razones porque la calidad de la vivienda contribuye a incrementar la eficiencia energética y ésta es, junto a la renta familiar y los precios de la energía, uno de los tres factores que pueden provocar que un núcleo familiar acabe sufriendo pobreza energética. De ahí el esfuerzo de la administración, y más concretamente de la Agencia Valenciana de la Energía, por tratar de sensibilizar al conjunto de la sociedad, tanto en su ámbito privado como público, sobre la conveniencia de incrementar el ahorro.

En este sentido el certificado de eficiencia energética, que mide la cantidad de energía que un local o vivienda tiene que consumir para calentarla, enfriarla o disponer de agua caliente sanitaria, es un instrumento muy útil.

A través de la emisión de este tipo de informes se ha podido constatar que en Elda el número de viviendas «ineficientes» es demasiado alto. La cifra alcanza los 594 hogares de los 1.993 analizados, el 30% del total.

Son viviendas con muy malas condiciones, aislamientos prácticamente inexistentes, mala construcción y sin instalaciones de calefacción adecuadas. Para conseguir unas mínimas condiciones de confort los consumos energéticos se disparan, llegando incluso a superar el 25% de la media nacional, lo que lleva aparejada una factura eléctrica o de gas muy elevada. Y en estos casos tanto los compradores como los inquilinos van a huir de estos inmuebles, por lo que todavía se deprecia más su valor de mercado.