La concejala de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad afirmó que «no queremos crear falsas expectativas». Aunque cada vez parece estar más cerca la solución al problema de las vías del ferrocarril, desde los tres grupos políticos se es cauto y se anda con pies de plomo. Y no es para menos.

La primera medida que se planteó para eliminar un paso a nivel en Villena se fraguó durante el gobierno del socialista Salvador Mullor, en los años 80 del siglo XX. Pero, fue en 1999 cuando se empieza a escuchar la posible llegada del AVE y se crea la Plataforma para la Integración del Ferrocarril en la ciudad. Comienza a escucharse con fuerza que las vías deben desaparecer.

Su enterramiento significa una mayor seguridad, la supresión de los miles de minutos que los villeneros pasan en sus coches esperando que levanten las barreras del tren y la posibilidad de liberar al desarrollo urbano de una barrera que le encorseta y no le deja crecer con libertad, convirtiendo a la ciudad en una gran hilera de viviendas apiñadas en dos kilómetros de longitud.

Después de promesas políticas, protocolos que quedaron en «agua de borrajas», manifestaciones y firmas para conseguir el soterramiento; hablar de este tema suena a «cantos de sirena».

En este sentido, Hernández destacó que «trabajamos en paralelo en otras alternativas que puedan aliviar la presión del ferrocarril». Así enviarán al Ministerio los proyectos para permeabilizar las vías, que se han redactado en las últimas décadas.