Los polígonos del Medio Vinalopó esperan como «agua de mayo» la llegada de dinero desde la Generalitat Valenciana que les saque del siglo XX y les procure un futuro. Son áreas industriales, algunas de ellas, construidas en los años 80, que han quedado muy obsoletas.

A este respecto, el conseller de Economía Sostenible, Rafael Climent, reconoció, durante la inauguración de la planta fotovoltaica del geriátrico La Morenica de Villena, que «estamos analizando qué comarcas van a entrar en el Plan de Reindustrialización, en los años 2018 y 2019». Estaba previsto que en la anualidad de 2018 se beneficiase al Medio Vinalopó. Ésta es la decisión que se tomó en los primeros estudios, aunque con el Plan Estratégico de la Industria encima de la mesa es probable que «haya alguna variación con respecto al primer criterio que tomamos de dividir en las tres anualidades las comarcas», indicó Climent.

El conseller no quiso asegurar fecha alguna e indicó que «ahora estamos preparando los presupuestos y no hay nada decidido todavía». Sin embargo, puntualizó que «es probable que la inversión llegue a esta comarca en 2018, tal y como se estableció en un principio».También habló de dinero e indicó que «si en la primera anualidad (2017) se destinaron 20 millones de euros, en la segunda queremos conseguir 25 millones, aunque está complicado», reconoció.

Si el Medio Vinalopó tiene que esperar todavía a que le toque el turno para optar a las ayudas destinadas a modernizar sus áreas industriales, el Alto Vinalopó tendrá que aguardar a 2019 para subsanar las deficiencias que sufren sus polígonos, como el del Rubial en Villena.

Por su parte, la Concejalía de Industria de Elda está realizando un diagnóstico de la situación de los dos centros industriales eldenses (Campo Alto, Lacy y Torreta-Río) para conocer sus carencias, adoptar medidas para mejorar su competitividad y estar preparados para cuando llegue la lluvia de millones.

Áreas industriales obsoletas

La calidad del suelo industrial , sus dotaciones y servicios son vitales para la atracción de inversiones y para la consolidación y creación de empleo estable en la comarca. Y uno de los grandes problemas de estas áreas industriales es la falta de fibra óptica. La baja velocidad frena a un sector en el que cada día se hacen más necesarias las videoconferencias, la gestión digital de la logística y de la producción o el envío de planos y archivos pesados, tareas que exigen una buena conexión.