El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, asistió ayer a la puesta en servicio del tramo de la autovía A-33, entre las capitales de Valencia y Murcia, que funciona como variante de la peligrosa carretera N-344 en la localidad valenciana de La Font de la Figuera. Se trata de un trayecto de cinco kilómetros de autovía que permitirá eliminar buena parte de los más de 14.000 vehículos diarios -el 55% de ellos camiones- que, hasta el día de ayer, transitaban por la colapsada N-344 junto al núcleo urbano de La Font de la Figuera.

El Ministerio de Fomento continúa adelante con las obras en el resto del tramo de 12,6 kilómetros que enlazará la autovía A-31 de Alicante-Madrid, a la altura de la cárcel de Villena, con la A-35 de Almansa-Xàtiva, en el nordeste de La Font de la Figuera. Una obra que también es estratégica para la circulación de mercancías y personas entre las provincias de Alicante y Valencia, y que debería haber finalizado hace tres años, en 2014 concretamente según las previsiones que manejaba el Gobierno y de las que este diario se hizo eco en agosto de 2013.

En este trayecto, que atraviesa los términos municipales de Villena, Caudete y la Font de la Figuera, se han registrado en los tres últimos años numerosos accidentes, muchos de ellos mortales, convirtiéndose además en un «cuello de botella» para el tráfico por la alta densidad de vehículos pesados que la transitan a diario.

Por su parte, en la Región de Murcia prosiguen, «a un elevado ritmo» según el Ministerio de Fomento, los trabajos de los 23,4 kilómetros de autovía A-33 en su tramo entre Jumilla y Yecla, que pronto se unirán a los 31,4 kilómetros de autovía ya en servicio desde 2012 entre el enlace con la A-30 en Blanca y Jumilla.

También se encuentran redactados y aprobados los proyectos de construcción de los tramos de la A-33 entre Yecla y Caudete, cuya licitación de obra es «prioritaria» para Fomento. De esta forma se aproxima la consecución de una autovía interior de vital importancia para las comunicaciones entre Murcia y Valencia, y atractiva como itinerario alternativo frente a los corredores costeros.

El tramo de la A-33 que unirá las autovías A-31 y A-35 estará formado por dos calzadas con dos carriles de 3,5 metros y arcenes exteriores de 1,5 e interiores de 2,5 metros. Dos calzadas que quedarán separadas por una mediana de 10 metros en casi todo el recorrido.