El inconfundible olor a sardina a la plancha se extendía desde el castillo de Embajadas hasta la sede de la Junta Central de Moros y Cristianos de Elda. Era la una del mediodía del «domingo de Moros» cuando los miembros de la escuadra Muhammades retomaban una vieja y sana costumbre. Un ritual que años atrás los hizo muy «populares» entre festeros y visitantes. Ninguno de ellos tiene muy claros los motivos por los que la «sardinada» dejó de realizarse. Pero ayer decidieron retomar la tradición «festero-gastronómica» de asar decenas de sardinas con sal gorda para ofrecerlas como aperitivo «a todo el mundo» al finalizar la misa de San Antón.

La ocasión lo merecía porque esta veterana escuadra de las Huestes del Cadí ha celebrado este año el 25 aniversario de su fundación. Así que los Muhammades decidieron sacar ayer la plancha a la calle y asar los más de diez kilos de ricas sardinas que habían comprado. Sardinas de las que dieron buena cuenta, con su correspondiente refresco, todos los que se acercaron a este emblemático cuartelillo que ahora se encuentra en el número 8 de la calle Santa Ana, en el céntrico local que ocupaba el desaparecido pub Ópera que marcó una época en la Elda de los años 80 y 90.

Pero las diez familias que integran la escuadra habían establecido con anterioridad su «campamento moro» en tres ubicaciones diferentes. Todas en el casco histórico y la primera en una calle paralela próxima al actual local.

Toda la vida

«Aquí somos amigos de toda la vida -explicaba ayer Pepe Torró- y se puede decir que hasta somos internacionales porque en este cuartelillo tenemos como socios a un ciudadano chino y otro francés. Lo de nuestro querido Jean-Marc -puntualiza- tiene una bonita historia detrás. Vino a las fiestas por vez primera hace cinco años y le gustaron tanto que ya no ha fallado ninguna; y desde entonces ha entrado a todo y se ha quedado dos veces seguidas la capitanía de las Huestes del Cadí sacando de abanderada a su hija y a su mujer». Precisamente si algo caracteriza a los Muhammades es su «compromiso total» con la comparsa a la que pertenecen. Algo que les ha llevado a ostentar diez capitanías -cinco mayores y cinco infantiles- en un cuarto de siglo de historia. A capitanía cada dos años y medio. Todo un récord.

«Nuestra filosofía es disfrutar con la gente y que la gente disfrute con nosotros. Eso es lo que da sentido a las fiestas: convivir, compartir y disfrutar juntos», añadía ayer Francisco Calvo «Tachi» mientras daba vuelta y vuelta a las sardinas sobre la plancha para que no se le quemara ninguna.

Un cumpleaños muy especial es el que están celebrando los Muhammades. El cuartelillo tiene 80 metros y ya es de su propiedad pero cada uno de los diez socios aporta unos 700 euros de media por celebración. Una cuota que pagan de forma fraccionada a lo largo del año. Y eso les lleva a reunirse todos los meses, al menos una vez, para seguir avivando la llama de la amistad que propician las fiestas de Elda.