La situación de los pozos de agua que abastecen a los municipios del Alto y Medio Vinalopó, y también a zonas urbanas de la costa alicantina, ha dejado de ser preocupante para convertirse en alarmante. La histórica sobreexplotación que sufre el sistema interconectado de acuíferos de ambas comarcas amenaza con secar los pozos en un horizonte más cercano de lo que inicialmente se pensaba. De hecho, las previsiones que manejan los técnicos de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, L' Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja es que en la masa de agua de Villena-Benejama, considerada de vital importancia por los expertos, los primeros sondeos comiencen a secarse en el año 2031, descendiendo progresivamente sus aguas hasta dejar de ser aptas para beber y regar en el año 2040.

Es un ejemplo pero hay otros más drásticos como el del acuífero de la Sierra de Crevillent, que está agotado y a partir del próximo año su abastecimiento no tendrá garantía. Es el mismo caso que el de la Sierra de Salinas, que atravesará serias dificultades a partir de 2018, o el de la Sierra del Reclot donde la desaparición de los pozos hasta el límite de recarga ya es una triste realidad. En el caso de la Sierra del Castellar los estudios sitúan el cese total de la explotación entre los años 2015 y 2050 mientras que en las extracciones de Peñarrubia, que son las que más «esperanza de vida» ofrecen, el límite se alcanzará en el año 2060. Son datos que la Junta Central de Usuarios expuso en las Cortes Valencianas para que las diferentes administraciones públicas tomen conciencia del crítico panorama que aguarda a los municipios del interior de la provincia si no se toman medidas serias y urgentes.

Sin «plan B»

Se trata de una peligrosa coyuntura que preocupa especialmente a los ayuntamientos del Medio Vinalopó ya que, en caso de que las aguas subterráneas pierdan calidad y terminen salinizándose, esta comarca no tiene ningún «plan B» en materia de abastecimiento urbano. Solo la localidad de Aspe podría recibir el suministro de los Canales del Taibilla. Sin embargo Elda y Petrer se quedarían sin agua para consumo humano. Precisamente semanas atrás, tal y como ya se publicó, ha tenido que realizarse un nuevo sondeo en el pozo Regina de Salinas, ésta vez hasta los 700 metros de profundidad, para garantizar el suministro a los más de 50.000 habitantes de Elda.

Se calcula que cada año se produce un descenso en el nivel de extracción de diez metros. Y aunque las abundantes lluvias y nevadas de las pasadas estaciones de otoño e invierno han supuesto una ligera recuperación, lo cierto es que no deja de ser un episodio de efímero espejismo.

Medidas efectivas

Toda esta problemática está centrando los esfuerzos del diputado autonómico David Cerdán en la aplicación de medidas efectivas que eviten lo que en estos momentos parece inevitable. «Para garantizar la recuperación de los pozos hay que dejar de extraer las aguas del subsuelo para regar los campos, que es lo que más caudal consume y puede sustituirse fácilmente a través de los aportes hídricos del trasvase del Júcar, y también hay que dejar de extraer agua para el consumo urbano en la costa, ya que existen otras alternativas como son las desalinizadoras en Alicante y Benidorm», indica el líder de los socialistas alicantinos. Él es partidario de que los pozos del Vinalopó solo se extraiga agua para el abastecimiento urbano de sus municipios y los regadíos de Villena. Hay que tener en cuenta que para los agricultores de esta localidad los caudales de sus pozos son más baratos que los procedentes del trasvase. «De esta manera -subraya Cerdán- se dejaría de bombear agua de los acuíferos y se ahorraría casi la mitad de lo que hoy se extrae». Pero para ello es fundamental firmar el convenio con el Ministerio que permita completar las obras del postrasvase con la conclusión del tramo VII de Hondón de las Nieves-Albatera, y aprobar las normas de explotación que establezcan los precios por consumo. En caso contrario no se podrá evitar lo que en estos momentos parece inevitable.