El término rural del Alto y Medio Vinalopó se ha convertido esta primavera en una zona propensa para sufrir incendios. Las intensas lluvias registradas durante el otoño e invierno pasados han facilitado el crecimiento de un gran volumen de plantas herbáceas y matorral. Maleza que ahora, con la acentuada subida de las temperaturas y las primeras olas de calor, comienza a secarse, lo que la convierte en un material fácilmente inflamable. Sobre todo cuando se encuentra en las cunetas de las carreteras y caminos, debido al tránsito de vehículos y la negligencia que supone arrojar colillas por la ventanilla, o también en aquellos lugares donde se acumulan cristales rotos que pueden generar un incendio a través del llamado «efecto lupa».
Precisamente hace unos días se producían en Villena dos incendios de matorral de forma simultánea. En uno de ellos las llamas se extendieron con rapidez ayudadas por el viento y estuvieron a punto de alcanzar una casa de campo. Pero la intervención de los bomberos del Parque de Villena lo evitó. Fue el primer aviso pero los expertos prevén una primavera, y sobre todo un verano, con un alto riesgo de incendios.
En estos casos las únicas medidas que pueden resultar eficaces son de carácter preventivo. La más importante es la eliminación y quema controlada de las malas hierbas que crecen en el campo. Pero la superficie que cubre el manto vegetal es tan amplio, y en algunos casos coloniza parajes rurales tan recónditos, que es imposible atajar el problema de raíz.
Con el mismo fin preventivo el Consorcio Provincial de Bomberos, al igual que ya hizo durante el pasado verano, va a reforzar las plantillas de las diferentes Áreas Operativas. Así pues, entre julio y septiembre las plantillas se incrementarán con dos bomberos más en cada Parque Comarcal. Una medida que también se aplicará de 10 a 22 horas todos los días en los que la Generalitat decrete Alerta 3 por riesgo de incendio. Y ello con independencia de los meses en los que se emita el aviso.
