El bando moro conquistó ayer la villa de Biar tras llevar a cabo uno de los actos más singulares de estas celebraciones, la «Medició dels espies».

En ella un grupo de vecinos disfrazados, portando regla y cartabón, simulan el estudio del terreno de la villa por parte de los árabes. Tras la «medició», en la plaza de la Constitución tuvo lugar la embajada. Por primera vez, Cristóbal Piñeiro entró en la plaza a lomos de su caballo como embajador moro. A pesar de la emoción del momento, la voz no le tembló para exigir a los cristianos la entrega del castillo y la villa. Al obtener una negativa por respuesta por parte del embajador cristiano instó a las huestes moras a iniciar la lucha.

Tras la victoria de la media luna, comenzó el «Ball dels espíes», un baile ancestral donde cientos de parejas ataviadas con trajes antiguos tomaron las calles de la villa.

El bando moro conquista Biar

El bando moro conquista Biar

Antes de la Embajada, en el cerro de San Nicolás, se escenificó la guerrilla, donde la pólvora fue la protagonista.