La comparsa de Labradores de Petrer vivió ayer el colofón a la celebración de los 50 años del Día de la Hermandad y de los 25 años de su himno oficial, el pasodoble Sueños Festeros. Con una máxima participación tanto de festeros como de petrerenses, el punto álgido fue la interpretación del himno oficial dirigido por su compositor e interpretado por la Agrupación Virgen del Remedio y el coro de la Colla El Terròs, así como la posterior Romería de San Isidro que contó con cientos de personas.

La jornada comenzó a las 8 de la mañana con el disparo de cohetes por parte de un veterano festero y el posterior almuerzo de convivencia elaborado por las propias «quadrellas» de la comparsa. Puntuales a las diez y media, los labradores se dirigieron a la ermita de San Bonifacio Mártir para recoger a su patrón San Isidro Labrador, que una vez en la Plaça de Dalt, sede de la comparsa y de esta jornada, presidió todos los actos.

La mañana estuvo repleta de actividades, como juegos sociales, tertulias festeras, actividades para niños y muchas ganas de convivencia por parte de todos los comparsitas y visitantes. A mediodía una multitudinaria comida, para cuatrocientas personas, dio paso al café festero.

Tras la recepción de autoridades, el compositor José Angel Carmona Parra, acompañado del presidente de la comparsa, José Milán, se dirigieron al balcón para dirigir el pasodoble «Sueños Festeros» que se ha convertido en el himno oficial de la comparsa desde el pasado mes de marzo y que, por primera vez, se interpreta acompañado de coro y de las cientos de voces que hicieron vivir uno de los momentos más emocionantes de la jornada.

Cientos de labradores, portando sus cañas, acompañaron al santo de vuelta a la ermita en la romería que anualmente se celebra en su honor. En la misa celebrada a su llegada a la ermita y en recuerdo de los ausentes, se bendijo la nueva farola que abrirá la comparsa, emblema que en el pasacalle posterior fue portado por la «quadrella» de veteranos Antius.

La tradicional «Coca y Vi» dio fin a una jornada cargada de emociones, donde el desapacible tiempo no supuso ningún obstáculo y en la que todos quisieron homenajear a quienes durante el último medio siglo han escrito una página de oro en la historia de las fiestas de Moros y Cristianos de Petrer y, por ende, de su pueblo.