Un pregón de agradecimiento a la vida es el que hizo anoche la petrerense Raquel Rico Bernabé en un Teatro Cervantes lleno de público, festeros y emociones. Gratitud a la vida después de superar el grave accidente de tráfico que sufrió el año pasado en Nueva York y que le impidió pregonar. Y también gratitud a «esta cosa tan bonita que son las fiestas de Moros y Cristianos de Petrer, que celebramos en honor a San Bonifacio, mártir, que nos hacen pueblo y que nos hermanan». Eso dijo, entre otras grandes cosas, Raquel Rico, petrerense de 38 años y asesora de la ONU que se saltó el protocolo, con el permiso de todo el auditorio, para decir en valenciano que «poder estar aquí, esta noche, haciendo el pregón es para mí muy especial y quería darle las gracias a San Bonifacio. A San Bonifacio -subrayó tratando de contener las lágrimas- y a todos ustedes, porque se que mucha gente le pidió el año pasado por mí a nuestro patrón», dijo refiriéndose al grave accidente sufrido.

Raquel Rico residió en Petrer hasta que inició sus estudios de licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Aunque está especializada en procesos electorales y transiciones democráticas, actualmente desempeña su trabajo en Nueva York como asesora en relaciones exteriores para el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas. Precisamente anoche también aludió la pregonera a una anécdota ocurrida en una reciente reunión de trabajo de la ONU. Sus compañeros le preguntaron qué fiestas iba a pregonar y ella, al decirles la de Moros y Cristianos, fue rápidamente interpelada para pedirle explicaciones. Y Raquel les respondió: «Pues la verdad es que en este mundo ajetreado en que vivimos, en el que tantas poblaciones sufren el horror de las guerras, las fiestas de mi pueblo son un ejemplo de cómo convertir un motivo histórico de conflicto en una fiesta que celebra la paz».

Y ante la expectación de sus compañeros de la ONU añadió: «Porque en mi pueblo la pólvora no huele a guerra. Huele a fiesta y a unión. A música y a sonrisas. De hecho, si los capitanes de las guerras de verdad recibieran besos de rodela cuando empuñan un arma, las guerras no serían lo que son hoy en día. Porque estoy convencida de que en el mundo lo que falta son más besos de rodela. Falta amor. Y os aseguro que las fiestas de mi pueblo son un ejemplo de amor y de hermandad. Y las celebramos en la primavera, como el renacer de la vida. Las llenamos de música, el lenguaje universal que une a los pueblos. Que nos une a los moros y a los cristianos, a los jóvenes y a los mayores, a los festeros con traje y a los festeros sin traje».

Aunque lleva muchos años viviendo fuera de su localidad natal la pregonera de 2017 siempre ha mantenido estrechos vínculos con Petrer y una gran pasión por sus Fiestas de Moros y Cristianos. Es Hija de Moros Viejos y nieta de Labradores. Su abuelo materno fue cofundador de esta comparsa y ella también ha sido fundadora, junto a sus amigas de infancia, de la Fila Sunnitas de la comparsa Moros Viejos.

Solo quedan 17 días para que comience el momento más esperado en Petrer y para Raquel haber pregonado las fiestas de su pueblo «es como pregonar lo que dice la Carta Fundacional de las Naciones Unidas que tenemos que hacer: labrar la paz entre los pueblos».

Día de las Banderas

Y tras una irrepetible apertura oficial de la fiesta, con las abanderadas de las comparsas y las autoridades festeras y civiles como testigos de excepción, hoy es el gran Día de las Banderas. Las abanderadas son este domingo las verdaderas protagonistas. Tras una mañana llena de ambiente festero en cuartelillos y plazas del centro tradicional de la población, la comparsa de Vizcaínos será la encargada de abrir el alardo a las 17 horas.

Los festeros de las diez comparsas dispararán al alardo y los capitanes harán lo propio con sus rodelas, para que éstas realicen su tradicional danza y saludo. Tras los disparos de la última comparsa, la de Fronterizos, que se prevén sobre las 18.15 horas, arrancará el desfile de las abanderadas desde el Ayuntamiento hasta la ermita de San Bonifacio, mártir. Una vez en allí, y tras las protocolarias fotografías, las abanderadas bajarán de nuevo en pasacalles, pero en sentido inverso, hasta llegar de nuevo a la Plaça de Baix. Finalizado el jovial acto las diez comparsas procederán a realizar el tradicional acompañamiento de sus cargos festeros a sus respectivas sedes sociales.