El controvertido Juan Carlos Cremades acaba de recuperar la libertad tras cumplir dos años de cárcel por el caso Cabalgata. La Audiencia lo juzgó en abril de 2013 y le impuso 33 meses de prisión al considerarlo culpable del desfalco de 25.000 euros del presupuesto municipal destinado a la Cabalgata de los Reyes de 2007.

El exchófer sigue manteniendo que ha sido el «cabeza de turco» de los políticos. Pero no quiere mirar atrás. Los 23 meses que ha pasado en prisión le han permitido pensar mucho. Y aunque asegura que su estancia entre rejas no le ha marcado la vida «porque esa etapa ya la he obviado», reconoce que jamás podrá olvidar el sonido de la sirena para subir del patio ni el ruido que hace la puerta de la celda cuando se cierra. «Lloré muchas veces de impotencia y de incomprensión hacia quienes me metieron en el pozo pero, afortunadamente, mi familia se volcó conmigo desde el primer día, me dio su apoyo incondicional, y eso me ayudó a superar la dura experiencia que supone verse privado de libertad. Bueno -puntualiza- eso y las ganas de que todo se aclarase y también el esfuerzo y la dedicación de mi abogado David Esteve».

Cremades se presentó en la cárcel de Villena para cumplir la condena pero a los tres días fue trasladado a la prisión castellonense de Albocassèr. «Allí he pasado los once peores meses de mi vida por el trato de los funcionarios, las malas condiciones y la pésima comida que nos daban», señalaba ayer a este diario recordando que en ese periodo llegó a perder 26 kilos de peso. «Cuando me trasladaron a la prisión madrileña de Estremera la situación cambió totalmente a mejor», recuerda. Allí fue donde comenzó a recuperar peso, realizó un curso de informática, se encargó de la biblioteca, ayudó al capellán y se matriculó en la UNED. Pero siempre solo en una pequeña celda de la que no podía salir en 13 horas.

«Lo mejor es huir de los problemas y mantener la mente ocupada porque allí dentro el tiempo pasa muy lento». Precisamente por eso leyó más de 40 libros y escribió más de 400 cartas. «En la cárcel si tienes dinero eres el rey pero no hay amigos, así que la visita mensual de la familia y esos diez minutos de llamada diaria es el oxígeno que te permite seguir adelante», relata Cremades admitiendo que su mayor miedo era encontrarse con el rechazo social al recuperar la libertad. «Pero ha sido todo lo contrario. Me he llevado la grata sorpresa de recibir el afecto y la comprensión de mucha gente de Novelda que sabe que he sido el chivo expiatorio», concluye advirtiendo que ya no hablará más de una etapa que para él ya está olvidada.