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Villena

Agua de sobra

Las lluvias han contribuido a que el embalse La Cuesta mantenga desde hace medio año una reserva de 100.000 metros cúbicos del último trasvase del Júcar

Agua de sobra

Las persistentes precipitaciones de lluvia y nieve registradas en la provincia durante los últimos meses han contribuido a no agotar las reservas hídricas del último aporte del trasvase del Júcar. Así pues, el embalse La Cuesta de Villena todavía almacena en estos momentos 100.000 metros cúbicos de agua, el equivalente a una sexta parte de su capacidad.

El envío se efectúo en octubre del año pasado pero en circunstancias climatológicas normales se habría agotado en diciembre. Ante la habitual falta de lluvias los agricultores del Medio Vinalopó habrían solicitado los hectómetros necesarios para llenar sus balsas y poder regar sus campos. Por lo tanto, si no hubiese llovido tanto este invierno, en La Cuesta ya no quedaría agua a estas alturas. Sin embargo, los sobrantes que todavía conservan las diferentes entidades de riego de la margen derecha del Vinalopó y la humedad que todavía mantiene la tierra ha evitado la salida del agua del Júcar, a través del embalse La Cuesta, con destino a las fincas de La Romana, Aspe, Monóvar, Monforte, Agost y Elche.

Los expertos creen que el embalse se vaciará durante el próximo abril en el caso de que los episodios de lluvia cesen en la provincia. Pero, hasta entonces, se ha conseguido un importante ahorro de los recursos hídricos procedentes del Júcar.

Importancia estratégica

La construcción del embalse La Cuesta de Villena se prolongó por espacio de dos años y la Generalitat Valenciana invirtió más de seis millones de euros en su ejecución. La infraestructura tiene una gran importancia estratégica para recibir los caudales del trasvase del Júcar-Vinalopó y distribuirlos por toda la provincia.

Con esta nueva balsa, que tiene capacidad para albergar 620.000 metros cúbicos de agua, se evita además que los excedentes del Azud de la Marquesa se distribuyan directamente desde el malogrado embalse de San Diego. En tal caso la presión provocaría la rotura de las tuberías del post-trasvase. De ahí su relevancia como elemento esencial para trasvasar las aguas. Pero no es lo único. Esta obra también se presenta como un elemento indispensable para suplir las funciones del embalse de San Diego mientras duren los trabajos necesarios para sellar todas sus fugas. Tareas que, tal y como este diario pudo comprobar ayer sobre el terreno, siguen sin ponerse en marcha.

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